lunes, 12 de diciembre de 2016

Síntomas Psicológicos y Emocionales de la Esclersosis Múltiple: ESTRÉS

Estrés, conceptualmente un término que usamos en demasía para hacer notar que estamos bajo la influencia de estados poco controlables y confortables por y para nosotros mismos. Pero el estrés es mucho más. Y tanto, que si no se conceptualiza bien este término, su influencia real sobre el organismo quedará banalizada, ridiculizada y descontextualizada. El estrés es más que un estado de nervios, de ansiedad o de agitación. Es un estado que puede acabar convirtiéndose en una enfermedad.

Quizás la importancia que se resta al Estrés se deba a que está asociado a un sentimiento. Recordamos aquí que el sentimiento es el componente mental, es decir el pensamiento que se deriva de las emociones, como se explicó en la entrada "El brote y su proceso decisional"
Y sabemos que aquello que se relaciona con los pensamientos, las emociones y por tanto la mente, en ocasiones se trivializa como si fuese algo que se sabe que existe pero que es aquello a lo que se recurre cuando ya no queda más remedio, para dar explicación a algo que sabemos que está pasando y no podemos explicar bien. Nada más lejos de la realidad. No hagamos del #Estrés un cajón de sastre.

¿Qué es el Estrés?

El estrés es un estado físico, mental y conductual que ponemos en marcha las personas cuando necesitamos hacer frente a una situación que nos desborda por sus demandas, y para los cuáles nos vemos escasos de recursos. Es por tanto un estado que percibimos cada uno de forma diferente aunque la situación estresante (estresor) sea la misma. Es decir dos personas pueden percibir una situación estresante de forma totalmente diferente, lo que implica que el factor que determina la percepción del estrés en sí no es la situación generadora de sobredemanda, sino las características propias de cada uno para hacer frente, los recursos físicos y mentales para solucionar o hacer frente a la situación estresante y a su estresor. La percepción negativa del estrés, la vivencia subjetiva de la situación generadora del estado estresante, se llama distrés.

Pero el estrés, independientemente de que suponga un gasto para nuestro cuerpo y mente de recursos para hacer frente a una sobredemanda, estresor, no siempre ha de ser negativo o distrés. Existe por tanto un estrés positivo, al igual que existe el negativo. Sin embargo nos vemos emocionalmente influenciados más por el distrés que por el estrés positivo, al que afrontamos dando importania por haberlo superado, mientras no ocurre así con el negativo.

Estrés o Ansiedad.


De forma que estrés o distrés es cuando estamos expuestos a una situación a la que tenemos que hacer frente, mental o físicamente y que resulta amenazante para nuestra integridad. Esa amenaza surge de la valoración que hacemos sobre si tenemos o no recursos en ese preciso momento para afrontarla y neutralizar la situación que nos amenaza, independientemente de que hasta ahora sí la hayamos tenido.

La diferencia entre estrés y ansiedad es que en ocasiones el estresor no está presente, es decir la persona no está expuesta a situaciones sobredemandantes de recursos físicos y mentales a los que no pueda hacer frente, pero el estado emocional de tensión, angustia, insomnio, sobreingesta, irritabilidad, tensión muscular, irritabilidad estomacal, etc que ha provocado el estrés permanece.

Por tanto la Ansiedad es un estado físico, mental y conductual que se produce cuando la persona No está expuesta a su estresor, pero teme que este aparezca. Ese temor es un pensamiento anticipado que lleva a la persona a valorar una posible reacción suya si estuviese ante la situación amenazante. Y si la persona se ve por el motivo que sea, falta de recursos para hacer frente, aunque sea en la imaginación de su pensamiento a la situación amenazante, la Ansiedad aparecerá.


¿De qué depende que una situación sea estresante para mi?

La vivencia subjetiva de una situación emocionalmente negativa o de distrés depende de varios factores, pues no olvidemos que la forma de afrontar la situación estresante es única en cada persona. A groso modo estas son las condiciones que hacen que para ti, una situación pueda ser estresante y por lo tanto puedas exponerte a tu estresor.


¿Dónde se encuentran nuestras amenazas? ¿Qué nos estresa en Esclerosis Múltiple?

Generalmente el mayor número de estresores es de carácter social. El aspecto físico contiene también un gran componente amenazante y en el mundo de la esclerosis múltiple, el estresor principal que la persona identifica es de carácter físico, la incertidumbre de qué ocurrirá en el futuro con la enfermedad, es el estresor más identificado. Sin embargo, al igual que en la población general no afectada, el componente social es también un estresor de alta intensidad. Si a la incertidumbre de no saber qué ocurrirá en el futuro, le sumamos cómo interferirá la enfermedad en la vida de la persona afectada y en consecuencia en la de sus familiares y personas más querida, qué duda cabe que el componente social es un estresor muy a tener cuenta. Aquí os recuerdo que el período medio que una persona tarda en comunicar socialmente a su entorno que está afectado por esta enfermedad está en torno a los cuatro años, nos hace imaginar la magnitud del componente social en la enfermedad y por tanto en la persona afectada.

En la esclerosis múltiple el componente físico es prioritario. La persona afectada es consciente de cómo se ve de afectada físicamente, según su grado de afectación por la enfermedad. A este grado de afectación le contrapone el grado de preservación, es decir qué grado de autonomía funcional presenta en su día a día. La diferencia es el nivel de conciencia sobre cómo repercute la enfermedad físicamente en su vida diaria. Un criterio objetivo que la persona intenta enmascarar subjetivamente en algunas ocasiones, y en otras superar e intentar neutralizar. No ocurre lo mismo, cuando el componente físico afecta al componente social. En la afectación social de la enfermedad, la persona es consciente y generalmente no tiende a negarla, a no ser que la afectación repercuta en su esfera más íntima y personal. De forma que generalmente ante el estresor o amenaza social derivada de la enfermedad, la persona intenta subjetivamente no vivenciarlo, no exponerse a él o como decimos en Psicología, huir de la situación.

¿Qué hace nuestro cuerpo cuando está estresado?


Tal vez, un ejemplo sirva para explicar gráficamente lo que quiero contaros.
Supón que eres un PC. Y ahora supón que tu usuario intenta que ejecutes 10 programas al mismo
Conducta de huida del PC
tiempo. Supón además que tu capacidad para usar la  memoria de trabajo es limitada, 2gb. Y mientras tu usuario ha ejecutado 10 programas, navega, ve Youtube, sube fotos a instagram, etc, etc.
Tú que eres el PC, en un momento determinado has consumido tus recursos de memoria. Mientras abrías cada programa, el antivirus se ejecutaba para no resultar infectado por la navegación en red. Has logrado abrir 3 programas, pero el resto están ahí, dándole vueltas al reloj hasta que logre abrirlos del todo. o No.
En ocasiones, el PC, es decir tú, no puedes abrir más programas y entonces pones en marcha tu conducta de huida. El ordenador acaba quedándose bloqueado.

Con este ejemplo, lo que he intentado ilustrar es que un organismo estresado lo único que hace es gastar recursos de forma ineficiente. Ese gasto innecesario de recursos para hacer frente a una sobredemanda, hace que finalmente, el organismo, la persona, acabe huyendo de la situación. Huir de la situación genera tranquilidad al organismo a corto plazo, ya que si no hay amenaza no hay peligro. Sin embargo pasaremos a temer la aparición de la amenaza y por tanto pasaremos de sufrir estrés a sufrir un trastorno de ansiedad.

¿Qué elementos se están presentes en el estrés?


La respuesta de estrés, es decir de lo que tú eres consciente cuando te sientes amenazado por algo o alguien, pone en marcha diferentes mecanismos que intentaré resumir a continuación para explicar cómo se vivencia subjetivamente el estrés.

Cuando nos sentimos amenazados por algo, cuando nuestro componente emocional se vuelve inestable por no saber hacer frente a una amenaza o estresor, a veces estresores, pueden ser varios, nuestro cuerpo a través de sus sistema neuroendocrino prepara físicamente a nuestro cuerpo, generándole tensión para preparase de forma natural y adaptativa con una respuesta de huida.
La primera valoración que hacemos es huir de la situación amenazante. En ocasiones esto puede ser una buena elección, pero cuando la situación de huida es mantenida como única respuesta, genera en la persona un coste excesivo con una alta repercusión sobre su salud.

Mientras tanto nuestro sistema psicofisiológico prepara simultáneamente a nuestro organismo y de forma paralela para que pueda ejecutar la respuesta de huida que está valorando. Lo hace aumentando su presión sanguínea, más sangre a la musculatura, aumentando la tasa cardíaca, más latidos por segundos y aumentando la tasa de respiración, más oxigeno para el corazón que ha de latir más rápido.

Nuestro cuerpo está preparado para escapar de la situación amenazante. Entre tanto nuestra mente, nuestro componente psicológico comienza a realizar sus propias valoraciones sobre la amenaza en sí, los recursos que tenemos para hacerle frente y la proyección de cómo saldremos de esa situación amenazante.
El Miedo es la emoción asociada a la percepción de una situación amenazante, pero la frustración, la ira, la irritabilidad, la irascibilidad, etc son sentimientos asociados a los estados derivados del estrés a nivel emocional. Desde la percepción cognitiva, la alteración de la atención selectiva, la memoria a corto plazo, la agilidad mental, y la inseguridad o indecisión son los factores cognitivos más propios del estrés. Mientras a nivel conductual, la agitación, el nerviosismo, la aparición de conductas compulsivas (fumar, comerse la uñas, tirarse del cabello) son rasgos de conducta que denotan que estamos bajo estados estresantes. Por último y no por ello menos importante, a nivel somático, el cuerpo vivencia la percepción del estrés con irritabilidad intestinal, tensión muscular y contracturas, problemas del sueño, insomnio, desvelos nocturnos, etc nos pueden hacer pensar que estamos bajo estados de estrés.


En el diagnóstico de enfermedades crónicas, y por ende en el diagnóstico de esclerosis múltiple, sufrir estrés es algo que entra dentro de lo esperable. Esperable porque hasta ahora tu mente tenía recursos para gestionar mejor o peor sus amenazas cotidianas, el trabajo, la situación económica familiar, los proyectos de futuro, problemas de pareja, con los hijos, con el jefe, etc. Desde el momento del diagnóstico, la mente se enfrenta a situaciones para las que no tiene control por ser nuevas para ella, por tanto a situaciones que valora en un principio como amenazas y ante las cuáles se ha de aprender a neutralizar a través del aprendizaje ensayo error.
El carácter incierto del término progresivo de la enfermedad, genera un pronóstico incierto que sustenta todas las incertidumbres posibles, preguntas para las que por el momento no hay respuesta. Esas amenazas pasan de ser estresores, de ser amenazas en sí por estar ante ellas, a ser amenazas temidas, que aunque no están delante de ti en ese momento, mentalmente las construyes y con dicha construcción mental de ese miedo, alteras fisiológica, cognitiva y conductualmente tu estado emocional. Por tanto superar la línea de padecer estrés a padecer ansiedad, es muy fácil. Y además puedes sufrir ansiedad y además estrés. Por ejemplo, una situación estresante puede ser tener que ir al hospital a recibir la medicación, por ejemplo Tisabry. De forma que durante el tiempo que estés recibiendo la medicación en el hospital puedes estar expuesto a sufrir estrés por estar delante justo de tu estresor, hasta el mes que viene.

¿Que sabemos del Estrés en la Esclerosis Múltiple?

El estrés emocional de alta intensidad, el que está asociado a situaciones vitales para ti, puede ser un predictor de brotes en la esclerosis múltiple remitente recurrente. Sí el llamado estrés vital, el que sufrimos ante la noticia de un acontecimiento esperado o no, por ejemplo la muerte de un familiar, pero de alto componente emocional para nosotros puede ser el precipitar y desencadenar el brote.
Generalmete ante una situación emocional como la descrita, el factor precipitador del brote no se da justo en la situación estresante, sino que se da días después. El distrés actuará como un agotador de todos tus recursos y cuando tu sistema está bajo mínimos el brote, brotará.

Y el estrés además de precipitar brotes, puede actuar como mantenedor de los síntomas que el brote generó, de forma que a pesar de los ciclos de bolos de cortisona intravenosa u oral, y considerando que el proceso de inflamación mielínica se haya contrarrestado, la remisión del brote no es tan rápida ni tan limpia bajo estados de distrés emocional o estrés vital.

Y además, cuando el estrés está cronificado en la persona afectada, la remisión completa y por tanto la posibilidad de secuela es mayor que cuando no estamos bajo la influencia del estrés.

De forma que sabemos que el estrés, de una forma u otra, afecta a nuestro organismo. Sabemos que minimiza el funcionamiento de nuestro sistema inmune. Espero que esta lectura te haya sido ilustrativa a la hora de comprender el impacto que el estrés tenga en la fase de brotes en la esclerosis múltiple remitente recurrente, es clave para comprender cómo puede resultar afectado el proceso de enfermedad por los trastornos psicológicos asociados.



En unos quince días, se colgará la entrada de cómo podemos contrarrestar el estrés. Hacerlo en esta misma entrada puede hacer de la misma que sea excesivamente extensa. De forma que dejaremos esta primera parte como la que conceptualiza el estrés como un sentimiento amenazante para el que no tenemos recursos que puedan neutralizarlo. Estar ante esta amenaza o estresor, influye notablemente en la salud. Y para finalizar este resumen, es preciso diferenciar el estrés de la ansiedad. En esta última, no hay estresor al que estés expuesto pero temes su aparición.



Alberto José Ruiz Maresca.
Psicólogo General Sanitario
NICA 24045 AO 04033.
AGDEM
Granada, España.
10 de Diciembre de 2016

No hay comentarios:

Publicar un comentario