jueves, 17 de noviembre de 2016

Sintomas Psicológicos y Emocionales de la Esclerosis Múltiple. La IRASCIBILIDAD

“En ocasiones me levanto con la energía suficiente para hacer cosas, sin fatiga, pero ese estado no me dura mucho tiempo, y en seguida me creo que no merece la pena intentarlo. No es por cansancio es algo emocional que siento y no puedo controlar. ¿Me ocurre algo grave? J.N.

La Irascibilidad.


De las cosas que menos conocemos de nuestro propio ser, son el mundo de las emociones. Últimamente se hablar mucho de ellas y las personas en general están empezando a conocer cómo se expresan las emociones y qué logramos cuando las expresamos. Además hacemos esfuerzos por enseñar a las personas a identificarlas, a saber qué emoción es la que se siente y cómo expresarla de forma coherente con el afecto determinado.
Resultado de imagen de irascibilidadSin embargo a pesar de los esfuerzos que las personas realizan para conocerse más y mejor, siempre en el mundo de las enfermedades crónicas, y en el de la esclerosis múltiple también, siempre digo; hay una causa prioritaria que intenta explicar, a veces erróneamente, lo que está provocado por las emociones.

De forma que es lógico por una parte, que ante el baile emocional que una persona pueda sentir en determinadas ocasiones, se establezca que lo que le ocurre está provocado por su enfermedad física, por sus síntomas, secuelas, etc antes que tener una explicación emocional o psicológica. De forma que no todo es fatiga, ni todo es cansancio, ni todo es falta de energía o fuerza, o cambios estacionales. Hay muchas más cosas capaz de explicar lo que ocurre.

La Irascibilidad es entendida como la fluctuación de las emociones que sentimos ante situaciones que posiblemente antes no nos hicieran sentir nada relevante, ni reaccionar emocionalmente de forma que fuésemos conscientes de esa emoción. Generalmente la irascibilidad ha sido entendida como la progresión de emociones negativas que en cascada llevaban a la persona a encolerizarse de forma incontrolada. Sin embargo, y además de dar por válida esta acepción, en esta entrada tararemos la irascibilidad no cómo la progresión de las emociones negativas hacia estados coléricos o de ira, sino que también la entenderemos como el paso a otras emociones opuestas. Es por tanto un estado fluctuante y no estable donde las emociones pueden sentirse provocando que la persona pase de estados por ejemplo de tristeza a alegría en poco tiempo. Este es el concepto amplio de irascibilidad y así lo explicaremos a continuación.

Por tanto, vamos a intentar explicar a continuación...

¿Por qué ahora estamos más sensibles emocionalmente? 

Siempre hemos sentido las emociones, y siempre has tenido que emocionarte ante determinadas situaciones. Lo que está ocurriendo, y es totalmente normal que ocurra así, y por tanto no has de esforzarte en que no suceda, lo que está ocurriendo como digo es que tu mente está aprendiendo continuamente a gestionar situaciones que antes tenía absolutamente bajo control por aprendizaje, es decir, tú sabías realmente que situaciones te generaban un tipo de emociones y cuáles no.

Sabías por tanto qué situaciones de tu vida diaria te generaban miedo, y aprendiste a controlar y neutralizar ese miedo. De forma que cuando lo sentías tu mente gestionaba por aprendizaje casi automáticamente sus recursos para que tú no sintieses miedo. Cuando las emociones que sentías fuesen de tristeza, sabías perfectamente cómo hacer frente a ellas y cómo no sentirlas porque aprendiste o bien a expresarlas o bien a no exponerte ante lo que te generaba tristeza. Cuando tuviste que expresar alegría, la expresabas con total normalidad, sin necesidad de control, tan sólo la expresabas porque aprendiste que era bueno para ti. Y por último y no menos importante, cuando expresabas la ira, aprendiste a discutir con ella, a sentir las frustraciones que te generaban y a neutralizarlas con la reconciliación, el perdón, o tal vez aprendiste a no discutir más de forma tan airosa a través del auto-control.

Tu mente por tanto, a lo largo de tu vida, como si fuese un disco duro, almacenaba aprendizajes donde tú te exponías a situaciones emocionales para ti, y grababa en su memoria cómo hacer frente y por tanto expresar cada una de esas emociones en situaciones similares y de muy diversos tipos.

Sin embargo, nunca nos hemos enfrentado a situaciones nuevas, que escapan al control tuyo y por tanto de tu mente. Hasta el momento no hemos tenido que aprender a controlar y gestionar nuestras emociones ante situaciones tan intensas. El diagnóstico clínico de esclerosis múltiple como el de cualquier otro diagnóstico crónico y progresivo, no genera nuevas emociones, sino que expresa las mismas, con algo más de intensidad y ante situaciones nuevas, por ejemplo ante la incertidumbre de qué ocurrirá con nosotros. Antes también tenías este pensamiento, pero tus emociones eran positivas, porque tu pensamiento era esperanzador. Ahora ante ese pensamiento dramático, triste y desesperanzador en tu mente, es obvio que sientas algo, aunque tal vez, incluso familiarizado con la emoción, no lo estás con el pensamiento que la ha evocado. Lo que ocurre es que la intensidad de la emoción y del sentimiento no son del todo como la mente y nosotros mismos lo esperábamos, escapando por tanto al control que habíamos aprendido a ejercer en el pasado ante situaciones similares. 

Además a esa intensidad, se le ofrece un nuevo horizonte, todas las preguntas que te haces no tienen respuesta y en el caso de que la tengan, no es la respuesta que tú querías, o no quieres que sea esa respuesta. Y claro ante este descontrol de pensamiento en espiral, tu mente confundida previamente por la intensidad de la emoción, no sabe qué hacer y emocionalmente por tanto, se siente sobrepasada por algo aparentemente desconocido, lo que sin duda genera frustración. Esta pérdida de control hace que la mente, tenga dos frentes abiertos, una intensidad emocional no conocida y un nuevo estado derivado, la frustración, que además se da en un contexto diferente al que estábamos entrenados casi automatizados, para su control. Esa pérdida de control tú la vivencias con esos altos y bajos emocionales tan característicos, tal vez en el mismo día, o incluso en la misma hora, provocan ese baile emocional al que hemos definido irascibilidad.

Tu mente se ha venido abajo, y tú con ella. Ese estado de frustración a su vez genera estados de irritabilidad, agresividad proyectada hacia algo o alguien que pueden acabar en episodios de ira. Por tanto, hemos pasado de controlar las emociones casi automáticamente a vivenciar diferentes estados emocionales, que aunque conocidos aparecen simultáneamente porque la realidad en la que nos ha tocado vivir, sin querer vivirla, nos ha sido impuesta. 

Pero como dije anteriormente la irascibilidad puede llevarte de un estado colérico a un estado de tranquilidad e incluso alegría. Estos cambios tan bruscos en el estado anímico la persona los siente conscientemente pero negará que esté siendo afectado por ello. Sin embargo, dichos bailes emocionales serán observados por las personas cercanas, que generalmente se concentrarán en la irritabilidad por ser lo más llamativo "el nunca era así, creo que neciesta ayuda, pero dice que está bien"
De forma que los amigos o familiares cercanos, la pareja o incluso los hijos verán el estado irritable, mientras que la persona afectada por la enfermedad verá la frustración. Y la frustración la persona no la identifica como un sentimiento derivado de una emoción, sino que lo intentará justificar como impotencia. Pero cuando le pregunto ¿por qué sabes que es impotencia lo que sientes? generalmente no pueden contestarme. Aprietan los puños, intentan controlar el llanto y su leguaje facial se tensa. Eso todo eso es la expresión contenida de la irritabilidad. Es como querer gritar, pegar un puñetazo en la mesa o empezar a soltar tacos hasta desahogarse.

La irascibilidad una gran desconocida. Y puede ocurrir que además justo de un momento de extrema tensión por lo descrito anteriormente, la persona pase a relajarse a estar alegre y tranquila en poco tiempo. Cuando esto sucede, la persona piensa para si misma ¿algo me está pasando? pero no lo comparte con nadie. Es por decirlo así su primera introspección, su primera búsqueda en el interior y su primera respuesta, "tal vez necesite ayuda". Pero no lo comparte con nadie. Espera que el tiempo pase y esto desaparezca. Y cuando esto sucede, la persona intenta justificarlo todo, y es lógico hacerlo, buscando razones físicas derivadas de la enfermedad, estrés, una percepción de hormigueo que antes no tenía, mayor cansancio etc... pero nunca piensa que pueda deberse a que emocionalmente tenga un conflicto por resolver. Aprender a gestionar las emociones ante su nuevo horizonte. Y mientras tanto, la familia, los amigos, la pareja, hijas, hijos etc empiezan a observar ya no la irritabilidad, sino un cambio en su estado anímico.

Y claro, cuando los familiares, amigos, parejas etc intentan gestionar una ayuda, la persona reacciona negativamente. ¿que me estás diciendo, que estoy loco? Esa forma de defenderse, indica miedo. Miedo que se ha de sentir y es natural sentirlo. Ese miedo se debe a que la persona que aprendió a controlar la sintomatología física de su enfermedad, ha empezado a observar que emocionalmente y psicológicamente la enfermedad también le está afectando, y ¿cómo se soluciona esto? ¿será temporal y pasajero? ¿podré yo con ello?...

De forma que un grano de arena sí puede hacer una montaña. Y la montaña se ve cuando acumulas granos insignificantes de arena, cuando acumulas y no compartes los estados emocionales, los miedos, las angustias, las incertidumbres, etc... Y cuando esto sucede, la persona afectada tiende a aislarse comunicativamente intentando mostrarse serena, pero in-comunicativa. "está más tranquilo, pero no habla" A veces la persona afectada calla por no preocupar a los demás, pero eso no implica que su preocupación se desvanezca, sino que se duplica.

La irascibilidad, un síntoma a tener en cuenta porque detrás de él en cascada aparecen más. La mente necesita expresar lo que siente, aunque sea miedo por no poder controlar todo lo nuevo que está sintiendo. Si no lo hace llegará un momento en el que se vea sin recursos y entonces sobrepasada por todas las demandas, internas y externas. Cuando eso suceda y sin experiencia previa, la persona conocerá la ansiedad, la crisis ansiosa, que jamás nunca antes había tenido, o sí, y que abre un abanico de incertidumbres en forma de pensamientos reiterados, a veces incapaz de controlar.

En silencio de tu intimidad más invulnerable eres consciente de este cambio, sabes que algo está sucediendo, piensas en la ansiedad, sientes la impotencia, la rabia la frustración y expresas el llanto. Pero ante los demás quieres ser fuerte. Y tu mente no sabe por qué estando tan mal intentas hacer ver que estás muy bien. Entra en conflicto y como si fuese un ordenador saturado, se reinicia solo. He aquí la crisis de ansiedad.

Y de la Ansiedad, hablaremos próximamente.




Alberto José Ruiz Maresca.
Psicólogo General Sanitario
NICA 24045 AO 04033.
AGDEM
Granada, España.
12 de Diciembre de 2016


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