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martes, 26 de marzo de 2013

LA SEXUALIDAD Y SUS RELACIONES. PRIMERA PARTE

A todas y todos, las personas independientemente de su estado de salud.

Las enfermedades crónicas, exigen muchos cambios en la vida de las personas y en las de sus familiares,  para poder adaptarse a las mismas y por lo tanto, minimizar de forma importante la interferencia que esta pueda crear.
Pero habitualmente las personas explicitan que los cambios que se prodcuen hacen referencia al impacto emocional que sufren por separado, y generalmente obvian que esas nuevas limitaciones y cambios impactan en la sexualidad de la pareja y por tanto en las relaciones que ésta tiene.

Obviar el impacto sobre la sexualidad a consecuencia de las enfermedades crónicas, es en cierto modo algo que pueda ser comprensible, entre otros motivos, porque la mayoría de la gente, obvia o no habla de su sexualidad ante los demás, a no ser que sea para reafirmarse o evitar sus miedos. 
Pero las relaciones sexuales y la sexualidad individual o de la pareja, es vivido como algo íntimo e instransferible, que se intenta mantener en la esfera más privada, de forma que muchas veces en el universo de las enfermedades crónicas no hablar de la sexualidad ni de sus formas de relación, lo que refleja realmente es la negación por parte de la pareja sobre una interferencia, que antes sí daba sentido y cohesíon a la pareja y que desde el dianóstico ha provocado una nueva forma de relaciones que no se hacen explicitas, ni ante los demás ni ante el otro miembro de la pareja por miedo.

Pero ¿por qué por miedo?
Quizás pueda parecer que el  miedo lo explica todo, pero no, no es cierto. A veces ocurre que si la forma de vivir las relaciones sexuales con la pereja ha cambiado, silenciar ese cambio implica desconocer la otra opinión, la de la pareja, y por tanto evitar el miedo a descubrir efectivamente, que las cosas ya no son ingual que antes, y que ese matiz diferenciador esté o pueda estar afectando.
De forma, que antes de reconocer que las relaciones sexuales se han visto afectadas, es preferible reconocer mediante el silencio que no ha sido así, es decir, evitar reconocer la interferncia y claro esto implica evitar el miedo a descubrir que para mi pareja, sea yo la pesona afecta o no, las "cosas" ya no son como antes.

¿Por qué es importante la sexualidad en las relaciones de pareja?
La sexualidad no es sólo una forma de relación entre personas, que lo es, sino que también forma parte de un mecanismo de reequilibrio cerebral, que haciendo el juego de palabras fácil, a nuestro cerebro físico le gusta. Lejos de los mecanismos cerebrales de la sexualidad humana, intentaremos ver hoy cómo la sexualidad y su expresión el sexo en pareja o vivido individualmente, forma parte de un proceso psicológico y emocional importantísimo para la persona.
Pero hablar de sexo y de sexualidad, implica hablar claro para que aquello que ha de expresarse pueda ser bien comprendido y así no lugar a las interpretaciones erróneas. 

¿La Sexualidad y la psicología emocional de cada uno?
De siempre, en el proceso de evolución socialización de las personas, el descubrimeinto de la sexualidad ha suscitado la atención de todos, hasta el punto que ya desde pequeños, y sin hacer uso de las teorías froidianas que explicarían perfectamente esto, los niños y las niñas, crecen generando los cambios necesarios evolutivos y sociales que encaminan su propia evolución al descubrimiento de sus propios órganos genitales y como no de su sexualidad. Los padres incluso temen este descubrimiento, haciendo de él, del acto de descubrirlo en sí, una experiencia digamos, cuanto menos preocupante.
Pero al final, el descubrimiento genital y por tanto la sexulidad se descubre y normalizar este proceso es clave para cualquier persona.
El cuerpo no es sólo que muestra, sino también lo que esconde, y los órganos genitales se han escondido en según que culturas y que razas y como no, en qué religiones. Pero al igual que hicimos con el impacto cerebral de la sexualidad, intentaremos pasar por alto el componente antropológico de la sexualidad, aunque sí destacaremos, que esconder implica también no hablar o considerar aquello que escondemos, y no es un mito, como tabú o sucio, y claro; nada más lejos de realidad.
La sexualidad y la forma en la que se vive y expresa, forma parte de aquellos rasgos de personalidad que cada uno de nosotros tenemos. Vivir la sexualidad de forma estable, por definir un estado, regula aquellos rasgos de personalidad que configuan nuestro autoconcepto y por tanto nuestra estima, de ahí la neceidad por no decir, la exigencia de que sexualmente las personas sean gratificantes para los demás o al menos para sí mismas.
Pero ¿que es ser gratificantes para los demás? No es otra cosa que tener certeza real, no fingida o dudosa, sobre que la forma en la que la persona se expresa sexualmente con su pareja, provoca placer a la pareja, y por tanto a sí mismo o misma.
Entonces ¿qué es ser gratificante con uno mismo o una misma? Saber que la forma en la que se vivencia el sexo de forma individual, por ejemplo con la masturbación, es vivenciado como un acto placentero.

Entonces, ¿por qué prima las formas de relación en pareja, sobre la vivencia individual de la sexualidad?. 

Y, ¿por qué ser gratificantes impacta emocionalmente en las personas? Porque las personas, afectadas o no, tienen la necesidad de la atracción, de saberse atraídas y sentirse deseadas. Ese parámetro al que podemos llamar "gustar al otro u otra" proporciona autoestima positiva y por tanto autoconceptos estables de la personalidad. Por tanto, si la forma en la que expreso mi sexualidad repercute emocionalmente y de forma positiva en mí, la necesidad de reequilibranos emocionalmente se ve saciada a través de lo que tenemos certeza, "gustar al otro u otra". Tanto es así, que cuando las relaciones sexuales varían, de forma irremediable exite una incertidumbre sobre lo que antes sí era certeza, y por tanto la persona comienza a plantease si gusta o no, si atrae o no, si le satisface o no.

Pero la sexualidad y el sexo exige a la persona, de forma errónea como veremos más adelante, la necesidad de ser responsable del placer del otro compañero o compañera. Por tanto si satisfago a mi compañero o compañera, nuevamente mi ego emocional se verá reforzado, independientemetne de haber obtenido yo mi propio placer, pues lo "erroneamente" importante es siempre satisfacer al otro.
Esta connotación y necesidad de satisfacer al otro miembro de la pareja, implica adaptar la propia sexualidad de uno mismo a las necesidades sexuales y a la sexualidad del otro miembro, lo que a veces implica vivir la sexualidad en un segundo plano, o hacer "cosas" que realmente no me gustan, pero a él o ella sí.
Y ocurre que aquí hay un componente de género importante. Así las mujeres intentan adaptar su sexulidad con más enfasis a las necesidades del hombre, mientras que el hombre adapta en muy rara ocasiones su sexualdiad al propio juego y placer de la mujer. Y sin embargo, el hombre que sin adapatarse al juego sexual de la mujer y por tanto sin flexibilizar su patron de respeusta sexual (aquí, ahora, deprisa y ya) precisa certeza, insisto sin adaptarse a la sexualdiad de la mujer, de que satisface a su compañera, solamente para empoderar su ego de hombre, cuando realmente su autoestima se verá reforzada cuando su compañera, con orgasmo o sin él, con climax o si él, experiemente la adaptación de su pareja a sus propias necesidades femeninas.

Por tanto, tanto el hombre como la mujer, independientemente de su físico y belleza precisan concer tres cosas dentro de su comportamiento sexual.
  1. que sexualmente atraen a su pareja.
  2. que sexualmente satisfacen a su pareja
  3. que sexualmente se adaptan a su pareja.
Conocer, saber y experimetar estas tres necesidades básicas, generarán la estructura psíquica y emocional sobre la que cimentará parte de la autoestima y autoconcepto positivo de sí mismo. Sin embargo, es un error cimentar sobre la opinión de los demás, dado que si esta opinión no es positiva, todo se desmoronará. Descubrir que los cimientos se tambalean, da miedo, y descubrir que no son cimientos firmes y estables, se prefiere obviar y por tanto no se pregunta, después de cada acto sexual, ¿te ha gustado? ¿te he dejado contanta/o?, ya que descubrir que NO, impliaría muchísimas cosas. Esto genera, que de las relaciones sexuales entre la pareja; de lo que gusta a unos y otros se hable poco, se sepa poco, pero se suponga mucho. 
De forma que el baremo en las relaciones sexuales, es decir establecer si la relación que se ha mantenido, haya sido buena o mala, generalmente lo barema el papel de la mujer dentro de las parejas heterosexuales, otro error y otro mito, que como se dijo antes, es quien sufre las inadaptación de la sexualidad del hombre a sus propias necesidades, pero es la forma de subir el ego del hombre por su virilidad, craso error, pues la satisfacción o insatisfacción de una relación no de pende de un sólo miembro, sino de la relación de ambos.

¿Pero por qué es tan importante saber si se deja sexualmente satisfecha a la pareja? 
Dejar satisfecha a la pareja, implica autocalificarse, es decir saber si se hizo bien o se hizo mal, y esto se aborda desde el marco de la seguirdad o inseguirdad, de forma que satisfacción es a la seguridad en sí mismo, como la insatisfacción a la inseguirdad. 
Sin embargo aquí siempre se intenta conocer sólo uno de los polos, el de la satisfacción de la relación. Cuando la relación se evalúa como insatisfactoria, o se intuye que no ha sido buena, o se dice explicitamente por uno de los miembros de la pareja, uno de ellos quedará afectado, y esta afectación tan rápida y de tanta repercusión sobre la autoestima, sólo ocurre de forma tan fulminante con la sexualidad. De forma que si uno de los miembros resultase afectado por la insatisfacción sexual explicitada por la otra parte, tardará días en recuperarse, y esto implica, problemas de comunicación, mayor tiempo en entre los encuentros sexuales e incluso variar la forma de la relación para evitar nuevamente un miedo al fracaso, esto es, se intentará buscar un orgamos de forma diferente por la pareja por miedo a ser evaluado negativamente de nuevo.

El coito como el centro del universo

La siguiente entrada hablará exclusivamente de las diferentes formas en las que se mantienen las relaciones sexuales, y el por qué unas relaciones son elegidas y creídas como más satisfactorias que otras, cuando en muchas ocasiones, provocan insatisfacción en la relación de pareja. 
El coito como centro del universo viene a representar el primer gran mito sexual, es decir las relaciones sexuales y la sexualidad de cada pareja no ha de acabar irremediablemente con una relación coital. Es como si el hombre midiese capacidad de satisfacer a la mujer exclusivamente por la capacidad de hacerla llegar al orgasmo coital, y a su vez la mujer viviese la capacidad de erotizar a su pareja a través del sexo coital. Sin embargo, a veces ocurre, que esto no suele ocurrir, es decir que en muchas ocasioens las relaciones coitales no son generadoras de tanta satisfacción en la pareja, al menos en los dos miembros.
Por tanto, nuestra próxima entrada hablará sobre las diferentes formas de expresare bien individualmente, bien en pareja. Las relaciones sexuales tienen tanta forma de expresión como imaginación y deshbinibición viva la pareja sexualmente. 
De estas diferentes formas extraeremos dos aspectos concretos, por una parte, lo que emocional y psíquicamente supone descubrir y vivr nuevas formas de la sexualiad y por otro lado intentaremos ver el papel de las relaciones sexuales y de la capacidad de la persona para sastifacer y satisfacerse, o no, como orgien de posibles síntomas y trastornos.





Salud,
Alberto J. Ruiz Maresca.
Psicólogo AO 04033
Granada, España.
26 de marzo de 2013