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martes, 30 de octubre de 2012

III PARTE: LA NEGACIÓN 1.

A todas y todos los que descubriron su realidad y la negaron, porque la realidad siempre es difícil de asimilar, pero si se intenta, se puede.

 La entrada de hoy es la Negación como proceso psíquico y emocional. Un estado en el que la persona afectada se refugia, ya no de la idea de estar afectada, sino de la realidad de sufrir una enfermedad.

El estado de shock de las entradas anteriores comienza a difuminarse como escudo mental ante lo que se desconocía y ahora se conoce. El shock como se dijo anteriormente no es un estado perdurable en el tiempo, y por tanto la persona afectada no puede refugiarse bajo ese estado continuamente.

El Miedo pues como emoción básica a lo conocido ya, a la enfermedad y su nombre, Esclerosis Múltiple, supone que la persona tenga que comenzar a adaptase a una nueva realidad, estar enferma o enfermo. Ocurre que muchas veces, y casi siempre las primeras veces, la persona recupera perfectametne de los brotes y síntomas que sirvieron para detectar la enfermedad, relativizando así lo ocurrido.

Esta forma de recurperación hace que la persona, aún sabiendo de su nuevo estado de enfermedad, establezca mentalmente que la enfermedad no ejercerá una gran influencia negativa en su vida, o al menos eso intentará. De forma que hablando para sí mismo, la persona afectada y diagnosticada se dice frases como "esto no podrá conmigo", "yo no voy a cambiar", "mi vida seguirá igual", etc. La Negación por tanto, es un proceso mental por el cual la persona psíquicamente se fortalece ante la gran debilidad y vulnerabilidad que le supone el diagnóstico y su consecuencia, enfermedad crónica y progresiva.

Lo realmente importante del estado de negación es que la persona vive durante un tiempo sin experimentar grandes cambios en su vida, o negando cambiar por las exigencias que le impone su nuevo estado. El cambio más impactante y que más se niega es el de adaptarse a la Fatiga Crónica, que la persona vivencia como extrema y que no quiere aceptar ni comprender, y por tanto, impide que la fatiga modifique sus rutinas diarias. Así la persona, bajo negación, sigue exigiéndose lo mismo, una y otra vez, porque ceder ante la fatiga, supone aceptar y esto es todo lo contrario a la estrategia psíquica que contrarresta sus emociones, la negación. 

Si la persona no acepta la fatiga es lo mismo que simular que se siente igual de activa que antes, pero eso es de cara a los demás, en su foro interno, siente y padece la fatiga, y es en su más recóndita intimidad cuando la persona afectada reconoce que algo como el cansancio que siente le está obligando, precisamente a lo que se niega a cambiar, su forma de vida.

y claro ¿si todo empieza por cansancio, qué vendrá después? Este pensamiento genera mucha incertidumbre, y esta a su vez genera pensamientos de tremendismo, pues la persona comienza a recuperar y compararse con su Yo Anterior, "Yo antes podía hacer... Esque antes trabajaba tantas horas, Yo antes era el que..." pensamientos que comienzan a obligar a la persona a ver lo que no desea, la realidad de estar enfermo o enferma.

El tremendismo en un pensamiento distorsionado que surge de la evaluación dramática que la persona hace pasa sí misma (pues no olvidemos que nada de esto la persona lo comenta con sus familiares, aún) de cómo es su situación, cómo será y claro qué pasará con ella si ahora está así. Este pensamiento proyectado sobre la base emocional, negativa, y distorsionada, hace que la visión del futuro, no solo próximo sino también lejano, tenga como consecuencia un pensamiento tan angustioso desde el punto de vista de la existencia de la persona, que la única salvación posible es Negar lo que ocurre. Aquí empiezan todos los trastornos psicológicos y emocionales que sufrirá la persona desde que fue diagnosticada.

Así que el estado de NEGACIÓN no es otra cosa que la obligación que tiene la persona consigo misma de entender que no puede rendirse ante la evidencia. Es enteneder que ha de hacer todo lo posible antes de aceptar la realidad, y es claro está, asumir que nada, incluido la misma persona vivirá la misma forma. Tantos cambios, no solo dan miedo a cualquiera, sino que además torpedean la estructura más sólida de la persona, su "ADN psicológico", su autoconcepto. Por eso antes de ausmir, se buscan segundas opiniones médicas, se rechazan la posibilidad de tratamientos, se descarta toda posibiliad de ayuda externa y por supuesto se rechaza rotundamente la idea de ayuda psicológica.

La persona afectada lo desconoce aún, pero la interferencia sintomática, ya no sólo de la fatiga, sino del resto de la constelación sintomática que arrastra la esclerosis múltiple, serán claves para que la persona se rienda a sí misma y a su estado de negación. Por tanto, de una forma u otra, la persona comprobará que negar lo que le pasa no es su mejor estrategia, pues siempre que intenta hacer lo que hacía, o siempre que intenta vivir como lo hacía antes del diagnóstico, algo pasa, física, emocional o mentalmente. Tanto descubrimiento tiene un impacto real en la mente de la persona afectada, una sobrepreocupación tan excesiva ante la necesidad de dar respuesta a lo que está pensando.

Pero a veces, la mejor respuesta no es la que buscas, sino la que ya sabes y no quieres ver. Así que la persona empieza a gestionar sus incertidumbres buscando inforamción sobre su estado físico, sobre su enfermedad, sobre sus síntomas. Mucha de esta ifnormación está disponible, precisamente aquí, en la red. Y ocurre que la respuesta que buscaba, genera nuevos estados de preocupación, pues la persona ha visto, ha leido, que otras personas con su misma enfermedad y similar edad, se encuentran por ejemplo, peor.

Este descubrimiento genera un estado falso de euforia, que vendrá acompañado de una posterior disforia emocional, pues el pensamiento recurrente pasa a ser ¿estaré yo así?. Así que la negación agudiza su estado, haciendo más dramática si cabe a la persona, a sus emociones y a sus pensamientos. Poco a poco la persona va entrando en algo parecido a un callejón sin salida, es aquí cuando las personas cercanas a ella o a él, comienzan a asegurar la idea de que algo le pasaba, pues no era ni el mismo, ni la misma. 

La Negación es percibida por tanto en primer lugar siempre por los demás, pues uno mismo niega. Y la respuesta lógica en estado de negación claro está, es negar lo que los demás digan, "útlimamente no te veo bien, esatas algo cambiada, te pasa algo, quires hablar conmigo, quieres que busquemos ayuda?", a lo que la persona afectada terminará negando cada una de esas afirmaciones, aunque dentro de sí misma conoce la verdad asintiendo a cada una de ellas. 

Por lo tanto la Negación es no sólo un estado, sino también un síntoma. Como sínotma tiene otra forma de actuación distinta, pues hará que la personas afectada intente dar respuesta a cada síntoma que sienta asociada a la esclerosis múltiple a otros motivos, de forma que estar cansado es lógico porque no dormi bien, o tener fatiga muscular poque ayer andé un montón, o dolor de cabeza por las horas de ordenador... así cada síntoma que la esclerosis hace ver, la persona lo transforma y justifica para no verlo. Esto puede ser peligroso, no para la vida de la pesronas en sí, y sí para su estado de enfermedad, pues la misma sintomatología puede generar un terremoto, ante la aparición por ejemplo de un brote.

¿Qué le ocurre emocionalmente a la persona cuando mentalmente está en este estado?. 

Los estados emocionales derivados del estado de negación psíquico son los siguientes. La persona ancla su estado de enfermedad en la emoción básica del Miedo. De forma que comienza a acostumbrarse al miedo. Este a su vez empieza a generalizar estados de incertidumbre, generadores y precipitadores de los trastornos de ansiedad y de los trastornos fóbicos. A su vez, las emociones negativas sobre sí misma, es decir, verse diferente a cómo era apenas hace un tiempo, generan problemas de auotestima y autoconcepto generadores de estados de apatía profunda, disforia, tristeza y angustia ante la desesperanza de que lo que ocurre sea irreversible. Los estados emocionales negativos derivados a su vez de los problemas de autoestima, son la base que asentarán los futuros problemas depresivos, las tendencias al aislamiento social, el miedo a ser evaluado socialmente de forma negativa (ansiedad social), etc. Toda esta interferencia emocional la persona afectada la contraresta, como no negando, y consecuencia de la este proceso de negación para no verse emocionalmente afectado surgen los estados de irritabilidad, irascibilidad, aumento de la inquietud, falta de comunicación, aislamiento del entorno familiar, frustraciones continua, desinterés, etc. Toda esta red de síntomas que aparecerán en cascada serán los signos que los familiares y amigos cercanos perciban como detonantes de que algo está pasando, y por tanto los primeros contactos con la ayuda externa.

La Negación es algo más que negar algo, es la génesis de los trastornos asosciados al padecimiento de enfermedades crónicas y es el síntoma real y visible de que la ayuda externa requiere inmediatez.

A veces, la llegada de un tratamiento, rompe el estado de negació, pero eso será en otra entrada. Así la NEGACIÓN 2, hablará de cómo los familiares también sufren este estado aunque emocionalmente sea diferente y con distinto impacto.

Alberto J. Ruiz Mareca.
30 de Octubre de 2012.




lunes, 29 de octubre de 2012

TU TURNO.

¿A qué quieres que se te responda?, ¿qué duda tienes?, ¿qué tema quieres encontrarte en este blog?


lunes, 22 de octubre de 2012

II PARTE: EL MIEDO A LO CONOCIDO.

A todas y todos los que emocionalmente buscaron para superar el miedo, y encontraron que el miedo no se fué.

Hace una semana, os hablé sobre como la persona afectada, sin estar aún diganosticada se enfrenta sola a las primeras manifestaciones clínicas, a los primeros síntomas, que le hacen sospechar que algo está pasando. 
Esos síntomas, son los generadores de la incertidumbre que empiezan a generar el primer encuentro psíquico y emocional ante la fase de shock. Ocurre que aún la persona no sabe, ni tiene por qué saberlo, que todo lo que está pasando emocionalmente supone el principio de su proceso de adaptación, o no ante lo que supondrá su diagnóstico.
De forma que los primeros miedos, las primeras incertidumbres fueron comos se dijo en la primera parte, a lo desconocido, a qué será lo que me pasa, o por qué me está pasando esto.

El tiempo ha pasado desde estos primeros miedos. La persona no ha tenido más remedio que hacer saber a sus familiares que no está bien, que le ocurren cosas que no sabe cómo explicar ni a qué se deben. Esta primera declaración supone en sí un gran esfuerzo emocional, pues supone asimilar que lo que antes pasaba de forma aislada, ahora pasa con más frecuencia y de forma preocupante. Esta primera petición de ayuda o socorro se establece bajo la posibilidad aún de que lo que pueda ser, no sea grave.

De forma que la persona ha pasado de vivir en soledad sus primeros encontronazos con sus primeros síntomas, pensando e intentando averiguar por qué surgen y a que se deben, buscando información en la Red e intentando autodiagnosticarse según se va leyendo, a veces, por no decir casis siempre, la peor de las soluciones para intentar dar respuesta a su gran Miedo, ¿qué me pasa?.

El transcurso de los días, las semanas, los meses e incluso los años, hacen que a la persona no le quede más remedio que consultar lo que le está pasando con su médico, pues no se halla respuesta a lo que está pasando. Una vez efectuada la consulta, o las consultas, llega el momento en el que la persona es derivada al médico especialista. Este momento es realmente importante pues llena de incertidumbre a la persona. Tener que ser visto o vista por un especialista supone lo que tantas veces se ha pensado y negado, es decir supone asumir que lo que está pasando tiene tintes de ser grave. 
Mientras llega la cita, la persona afectada vive en continuo conflicto emocional, pues la incertidumrbe comienza a hacer mella en la persona, de forma que el Miedo que se siente, comienza a alterar a la persona, que comienza a vivenciar sínmas ansiosos, y por tanto empieza a verse disitinta a cómo era hasta no hace mucho tiempo.
Las pruebas diagnósticas son realmente un fase generadora de un gran malestar emocional, además del físico, pues cada prueba tiene un nombre y ese nombre es tecleado en los buscadores de Red para que la persona, antes de recibir su diganóstico, sepa que le pasa. Ocurre que lo que se descubre es peor siempre que lo que se desconocía, y esta nueva realidad supone un gran encontronazo con la realiad, donde las personas sufren emocionalmente en casi toda la intensidad la interferencia del Miedo como emoción y su proyección de sí misma ante los síntomas leidos en foros y páginas. Verse pues, como la mente ha proyectado su estado ante lo leido supone vivenciar un trauma psíquico que la persona no comunica y vive en soledad. Es así como el estado de Shock apraece. 
El Shock ante lo que se supone ya, aunque no esté confirmado por el especialista, supone el primer mecanismo de defesnsa de la mente a la nueva realidad. Es un estado, digamos automático, que la mente elabora para amortiguar el conflicto emocional que sufe la persona, reduciendo la angustia vital, el miedo y el tremendismo ante lo que le pasa. Pero el Shock, no ha de ser un estado benigno, sino todo lo contrario. De forma que la persona en Shock intenta autodemostrarse a sí misma que lo que ha descubierto, no tiene nada que ver con ella, y por tanto intenta que su vida no tenga un gran cambio inminente. Esta "falsa continuidad" no tiene otra finalidad que liberar a la persona de Miedo que se sufre y del conflicto emocional y psíquico que vive la persona.

Pero llega el día que después de tantas pruebas y más o menos con la sensación de dominio, y control sobre lo que le está pasando, pues cree realmente conocer lo que sucede, donde la persona ha de enfrentarse a su Miedo. Llega por tanto el día en el que la persona ha de recibir el diagnostico. Ese día no es un día cualquiera, es el día D.
Día D supone un antes y un después, porque la persona, no se enfrenta ya a sus propias incertidumbres y miedos según ella misma ha ido descubriendo y autodiangosticandose, sino que supone que alguien ajeno a ella misma, el/la especialista, le dirá lo que le pasa situándola en un plano real que ante todo no se queire conocer, ni ver, ni creer ni aceptar.
Saber el nombre del diagnóstico, dicho por otra persona es un momento especialmente traumático, aunque a veces el Shock, no deja vivirlo en toda su intensidad. La sensación traumática viene asociada a que el diagnóstico ya se conoce, tiene nombre y apellidos, y oirlo hace tambalearse emocionalmente y psíquicamente a la persona, pues hace conocer realmetne la gravedad de todo. Es aquí donde la persona vivencia psiquicamente esa frase tan repetida, ¿por qué a mi?

El siguiente paso será la Negación, un estado en el que la persona ya conoce lo que le ocurre, dónde el miedo cambia nuevamente su forma de presentarse y manifestarse, es pues un nuevo miedo que la persona no sabe manejar, no conoce y no sabe como  contrarrestar. Se ha pasado pues, de temer ansiadamente a lo desconocido y lo que ya sí se conoce, el DIAGNÓSTICO,  a negar que lo que lo que nos dicen, no es lo que realemtne me pasa, es decir que la persona se agarra a un mínima posibilidad de error para intentar contrarrestar nuevamente su gran malestar emocional.

La negación será nuestra nueva enterada, donde se intentará explicar psiquicamente como trabaja la pesona para erradicar el miedo.

Alberto J. Ruiz Maresca.
22 de octubre de 2012.




lunes, 15 de octubre de 2012

PRIMERA FASE. El SHOCK A LO DESCONOCIDO

La perspectiva que vas a leer aquí, es la de la persona que analiza desde fuera la realidad de la persona que sufre, por lo que quizás lo que leas no suponga necesariamente una identificación con tu caso en particular, aunque quizás sí puede ser que lo que leas te haga sentirte comprendida y comprendido.

Desde la experiencia del dolor y desde el respeto a quienes sufren:

Toda acción conlleva un proceso de reacción, esto es una Ley básica de las disciplinas científicas que sirven como evolución a la humanidad. Ocurre que a veces las reacciones no son siempre controladas o esperadas tal y como la Ley la intenta predecir o hipotetizar. 

En el Mundo de las Emociones, cualquier reacción, fuese la que fuese sólo es predecible por quien la vive e interpretable por quien la percibe. Este será nuestro punto de partida.

Realmente la fase de shock comienza en la primera experiencia que la persona tiene con la enfermedad, aún no diagnosticada, es ese momento en el que la persona sufre un síntoma repentino y sorpresivo y no puede dar explicación a su causa. 

Sin embargo, esta fase de shock, pasa desapercibida porque la persona reacciona sin darle demasiada importancia, intentando normalizar su vida, como si nada hubiese pasado y como no sin pasar aún por su médico. Pero otro día, algo nuevo aparece de la misma forma, sorpresivamente y quizás no aisladamente como el primer síntoma, sino acompañado de algo más. Entonces la persona intenta atar cabos, dar respuesta a porqué hoy le ha pasado esto y además intenta buscar nexos con el acontecimiento anterior. Estas dos primeras experiencias resultan ser claves, pues la persona, sin ser consciente emocionalmente de su estado, sospecha que algo puede estar pasando, pero se calla, no comunica nada a los suyos, se mantiene expetante sobre su estado y sigue analizando su cuerpo y sus reacciones. Los demás ya empiezan a notar ligeros cambios de actitud y comportamiento en la persona, que serán justificados y negados por la persona que sufre, aún mintiendo cuando nunca antes lo hizo.

Durante esta primera experiencia con lo que en breve será la enfermedad, la persona trabaja en soledad e intentando interiorizar esos cambios que aparecen en su cuerpo, que son desconocidos en causa y que emocionalmente son generadores de incertidumbre a lo desconocido, de miedo y de preocupación persistente ante la posibilidad de ser algo grave. Todo este proceso la persona lo vive sola, buscando información en la red, o intentando justificar posibles causas que den explicación a lo que le está pasando. 

Es el miedo a lo desconocido el primer encuentro entre la persona aún sana, entiéndase no diagnosticada, entre ella misma y su primera reacción de shock. Ocurre que el miedo se intensifica conforme la persona va atando cabos, y dando ligeras explicaciones a sus pequeños signos o síntomas, pero la persona también enmascara el miedo intentando no identificarlo como tal, pues la vivencia del miedo y sentirse temerosa supone una gran vulnerabilidad para la persona.

Por tanto, la persona y su primer mecanismo de defensa, no percibir la emoción básica del miedo, hace que lo que siente, lo reinterprete como preocupación, angustia, nerviosismo, etc. Sin embargo es Miedo y el Miedo como tal es una emoción básica que todos sentimos y tenemos. Pero el miedo se intenta enmascarar, aún cuando la persona realmente sienta miedo ante la posibilidad de que todo lo que esté pasando suponga una enfermedad y por lo tanto un cambio, aunque a día de hoy desconoce realmente la magnitud de ese cambio y de esa enfermedad.

De forma que la primera reacción de shock la persona la sufre ante aquellas cosas que pasan y no sabe por qué pasan, ante los primeros miedos, desvelos, insomnios y preocupaciones, principalmente ante lo desconocido, a no saber qué puede ser lo que está pasando.

Es así como el MIEDO y sobre todo el que está asociado a lo desconocido, es la primera reacción psíquica que sin saberlo la persona está sufriendo para adaptarse a un golpe aún más duro y fuerte emocionalmnete, saber por qué se tiene miedo, o lo que es lo mismo, saber qué le pasa, o saber cómo se llama lo que no quiere ni desea, la enfermedad que sospecha y su posible gravedad. De forma que el estado de shock variará su fuente de acción, lo desconocido, hacia lo conocido y con ello todas las reacciones posibles y previsibles de la persona.


La siguiente entrada intentará reflejar qué supone este estado de shock desde que la persona recibe su diagnóstico.


Un fuerte abrazo a todas y todos los que sintieron este Miedo.

Alberto J. Ruiz Maresca.
15 de octubre de 2012


miércoles, 10 de octubre de 2012

Reflexión


De Pablo Neruda.

Está Prohibido.

Queda prohibido llorar sin aprender,

levantarte un día sin saber que hacer,

tener miedo a tus recuerdos.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,

no luchar por lo que quieres,

abandonarlo todo por miedo,

no convertir en realidad tus sueños.

Queda prohibido no demostrar tu amor,

hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor.

Queda prohibido dejar a tus amigos,

no intentar comprender lo que vivieron juntos,

llamarles solo cuando los necesitas.

Queda prohibido no ser tú ante la gente,

fingir ante las personas que no te importan,

hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,

olvidar a toda la gente que te quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,

tener miedo a la vida y a sus compromisos,

no vivir cada día como si fuera un ultimo suspiro.

Queda prohibido echar a alguien de menos sin

alegrarte, olvidar sus ojos, su risa,

todo porque sus caminos han dejado de abrazarse,

olvidar su pasado y pagarlo con su presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,

pensar que sus vidas valen mas que la tuya,

no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.

Queda prohibido no crear tu historia,

no tener un momento para la gente que te necesita,

no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad,

no vivir tu vida con una actitud positiva,

no pensar en que podemos ser mejores,

no sentir que sin ti este mundo no sería igual.


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Alberto J. Ruiz Maresca
Psicólogo General Sanitario

NICA 24045 Nº Col AO 04033.
AGDEM
Granada, España.



viernes, 5 de octubre de 2012

¿Tienes 8 minutos?

Despedir la semana requiere hacerlo de la mejor manera posible para intentar empezar bien los días de descanso y por tanto recargar todas las energías.

Te propongo el siguiente ejercicio, lee primero y luego hazlo. Los viernes intentaremos hacer siempre un ejercicio de depuración.

Para este primer viernes he elegido una banda sonora realmente bella.

Instrucciones.

Pincharás en el enlace, cuando empieces a oír la música, apagarás la pantalla, y durante siete minutos con los ojos cerrados suavemente irás construyendo imágenes mentales según la música te sugiera. 
No tengas nada al lado que te pueda interrumpir, apaga el móvil, pide que no te molesten durante ese tiempo, y deja que el tiempo se detenga para ti.

Disfrútalo.



Salud, Alberto J. Ruiz.

http://www.youtube.com/watch?v=Xxjp9l1ZEoY

jueves, 4 de octubre de 2012

Una Persona Normal

Esta noche quiero escribiros sobre algo que vengo reflexionando desde las doce del medio día. Como hasta ahora, esta reflexión irá en primera persona, para generar eso, identificación contigo que lees.

Soy Una Persona Normal, con mis virtudes y mis defectos, con mis limitaciones y mis ventajas, con mis alegrías y mis pesares, con todo y por más cosas; soy una persona normal.

Pero a veces, se puede creer que uno puede no serlo, o al menos, dejar de serlo cuando antes siempre tuve claro que lo fui. ¿Qué ha pasado entonces para dejar de creer? 

El dolor y por tanto que sufro. La angustia que también me hace sufrir. La pena que me hace llorar y cuando lloro sufro porque los míos también sufren, y como no, el miedo que me hace vulnerable a lo que me espera y me puede pasar, y claro por eso, tamnién sufro. Todo esto creo que es lo que me hizo dudar sobre si yo era o no una persona normal. De forma que intenté esforzarme por serlo, pero nada de lo anterior desapareció, quizás porque las personas normales también sufren.

Qué duro ha de ser creer que por algo que tenga dejo de ser quien era, y por tanto, dejo de creer en quien soy. Y qué duro ha de ser descubrir que los demás también sufren, también lloran, también se angustian y como no, también temen.

Que duro ha de ser saber que soy una Persona, tan solo eso, y que la normalidad se la queden otros, que sin saberlo, también son personas.

Para despedirme, os dejo este enlace.




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Alberto J. Ruiz Maresca
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miércoles, 3 de octubre de 2012

Mi Felicidad


Qué tendrá la Felicidad que se ansía tanto que nunca es suficiente con lo que tenemos. Qué tendrá la Felicidad que cuando se tiene, se quiere más y qué tendrá la Felicidad que cuándo se pierde, creemos que no podremos retomarla o volver a encontrarla.

La Felicidad, un horizonte lejano que nadie sabe donde se encuentra, pero al que todos orientan sus pasos. Un estado que buscamos con consuelo para evitar la infelicidad, pues ya sabemos que el dinero no la da, porque somos más los pobres que los ricos, o por lo menos los que no tenemos que los que tienen.

La Felicidad, una dimensión, un mundo, un universo al margen de la realidad de la vida que rige todos los esfuerzos de las pesonas, pues hallarla parece algo similar a vivir sin problemas, pues los problemas son la causa de la desgracia, de la mala suerte, de la desesperanza y cómo no de la infelicidad.

Sin embargo yo soy Feliz, sin un duro, con un montón de problemas, con la incertidumbre de la infelicidad de a quienes queremos, pero soy feliz. 

Soy feliz porque siempre oigo una risa al fondo del pasillo que me trae el rostro de un hijo a mi mente, la voz de una hija pidiéndome jugar. Soy feliz porque la puerta se abre desde fuera con las llaves, diciéndome que alguien entra en casa, soy feliz, porque no quiero más de lo que tengo, y no sé si tendré más, pero no importa; y soy feliz porque no ansío ni busco, sino que vivo lo que tengo con quienes lo tengo.

De forma que mi felicidad es efímera y momentánea, pues tal vez, mañana no oiga la risa de ese niño al final del pasillo o la de la niña al jugar, o la puerta no se abra más desde el otro lado y no tenga así a quien esperar, o tal vez, pierda todo lo que tengo y entonces quiera tener algo de lo que perdí, o tal vez un amigo querido se me vaya, aunque viva siempre conmigo.

Así disfruto yo cada momento de mi felicidad, intentando disfrutarla como si fuese la última que conoceré, sin miedo a perderla, pero con la esperanza de las risas, las llaves y de mis miradas a mi entorno para darme cuenta de que sin tener nada más que lo que escribo, no me  hace falta nada más excepto saber que soy feliz.

Y tú, ¿ves tu felicidad?




Alberto J. Ruiz Maresca.

Primera entrada

Buenas noches a todas y todos.

Como quien no quiere la cosa, nace este blog hoy, justo a las 00:00 del ya hoy día 3 de octubre de 2012.

Hoy ha sido un día con iniciativa y este blog es una muestra de ello. Hace tiempo ya que deseaba crearlo, y dedicar parte del esfuerzo que supone a intentar hacer llegar a otras personas experiencias que me hacen intentar ayudar a los demás, aportando mi más minúsculo y humilde grano de arena, pero al fin y al cabo, mío.

Hace ya casi doce años decidí que parte de lo que tenía que hacer en mi vida era intentar ayudar a quienes pudiesen necesitar de mí ayuda. En un principio creí pretencioso ese deseo, pues creer que otros necesitasen de mi me parecía cuanto menos atrevido. Sin embargo puse rumbo y destino a aquel deseo y la vida me puso delante multitud de ocasiones en las que pude cumplir mi sueño.

De tal modo que invertí mucho tiempo y esfuerzo en formarme para que mi ayuda fuese dentro de lo posible, eso mismo, una ayuda y no un lastre. Toda mi formación se encaminó a saber cómo alguien que es diagnosticado de una enfermedad podría seguir viviendo con ilusión por la vida y sin miedo a la enfermedad. En ese horizonte, quizás utópico, fijé mi rumbo. 
Un día cualquiera y durante el transcurso de mi viaje tuve la suerte de conocer a alguien con una fuerza vital capaz de contagiar a cualquier persona que con algo de atención escuchase lo que aquel hombre decía. Yo como otros tantos, le escuché sin llegar a saber entonces que ese momento supondría el primer puerto donde yo y mi deseo de ayudar atracamos. De forma que como bien nacido, hoy aquí expreso mi agradecimiento, a tí que además de enseñarme, me allanaste un camino que creí difícil recorrer, pero que contigo fue fácil de caminar. Tú has sido mi primer lector y por supuesto mi primer motivo para firmar hoy mi primera entrada en este espacio que ni sé donde está, ni sé quien lee, ni sé si servirá de ayuda.

Un día, en mitad de mi recorrido, tropecé, y digo bien, con una persona afectada de esclerosis múltiple. Su afán por estar mejor, me hizo encaminar mis pasos hacia las personas afectadas por esta enfermedad, y fue así como empecé a crecer rodeado de tanta gente sana, aunque afectada al mismo tiempo.

Así fue como el tiempo me llevó a conocer a multitud de personas, más de las que hubiese creído nunca, y más de las que me hubiese gustado conocer, al menos en estas circunstancias, pues claro está que si las conozco es porque sufren y como no, padecen una enfermedad. Aunque parezca una contradicción, hoy doce años después, he visto como mi deseo de ayuda ha sido necesario y cómo mi deseo, lejos de ser pretencioso, era de lo más humilde, pues que duda cabe que mi dedicación en intentar ayudar a los demás es tan sólo una parte ínfima de la ayuda que requieren las personas con las que trabajo y me relaciono.

Este espacio intangible a golpe de click nace con el deseo de llegar a cuantas más personas mejor, intentado aportar un punto de encuentro para todas aquellas personas que deseen aportar y compartir su experiencia vital.

No pretendo remover conciencias, ni revolucionar nada, tan solo espero que si crees que es posible, lo intentes, pues si el miedo nos paraliza, la ilusión y el deseo nos ha de dar esperanza.

A mi grupo de SuperVivientes, con todo mi corazón, GRACIAS.

Diseño: Sergio Cáceres Herrera, SuperViviente.
Alberto J. Ruiz Maresca.
Granada a 3 de octubre de 2012