Cada vez más, los servicios de psicología de las asociaciones de pacientes, se han tornado como recursos imprescindibles en la rehabilitación integral de las personas diagnosticadas por esclerosis múltiple u otras enfermedades. No en vano, es necesario hacer ver, que la asistencia que dichas asociaciones prestan, son un recurso especializado de muy alta calidad.
Dicho así parece feo que yo mismo lo diga, al considerarme un recurso humano dentro del tejido asociativo. Sin embargo, es necesario hacerlo, decirlo y escribirlo. En nuestro caso particular, la Asociación Granadina de Esclerosis Múltiple, que ha sometido su prestación de servicios profesionales a la Recertificación de Calidad ISO 9001 de AENOR, que certificará un año más, que los servicios que prestamos los profesionales, y que son la cartera de servicios de nuestra Asociación, son como digo, cuánto menos excelentes, mejorables, pero excelentes.
Siempre que se viene por primera vez a una asociación de pacientes, hay miedo o algo de ansiedad, reflejados y relatados por las personas que recibimos como nuevas. De ahí que la acogida sea especialmente sensible a estas necesidades. Dos de las causas que en consulta nos dicen las personas usuarias nuevas estarían relacionadas con qué se encontrarán dentro y cómo. Así la primera angustia reflejada es lo que supone en sí una Asociación de Personas Afectadas para la persona que llega, es decir, se viene a un sitio que nunca se quiso visitar, pero a veces con la esperanza de ser un sitio dónde la persona se sienta comprendida por sentir lo que siente, un sentimiento ambiguo. La segunda y no menos importante, hace referencia a la anticipación mental y la ansiedad de si al llegar, habrá gente que tenga un estado diferente al que la persona nueva que llega, y ese estado que se imaginan, siempre se asocia como peor, más grave, con más limitaciones, etc. De echo muchas veces, antes de venir, las personas a las que acogemos, temen encontrarse a otras personas usuarias de sillas de ruedas y nos refieren que llevan días preparándose para algo así, o que ya estuvieron por aquí y no entraron. Una realidad que otro día en otra entrada, abordaré.
También es cierto que se sorprenden, cuando contemplan que la realidad le muestra personas físicamente preservadas, hasta el punto de preguntar si están o no afectadas, porque suelen confundirlas con acompañantes. De una forma u otra, con una realidad o otra, la persona ha tenido que trabajar mentalmente su primera visita a una asociación de pacientes.
Superada esa angustia de acudir o no a la Asociación.
¿Qué se encuentra la persona recién llegada cuándo visita al psicólogo de la asociación?
A pesar de los esfuerzos que las personas realizan, la primera visita al despacho de Psicología de la Asociación, sigue generando en nuestras usuarias y usuarios, un sentimiento encontrado.
Tu primera visita al psicólogo de la asociación empieza, desde el momento que descuelgas el teléfono para pedir cita. En ese momento, mentalmente ya has puesto en marcha un mecanismo mental de búsqueda de ayuda. Y desde ese momento, has anticipado mentalmente cómo sería nuestro encuentro y ocurre que en ocasiones lo que imaginas y cómo termina siendo, son dos cosas diferentes.
Por una parte, muchas veces las personas comentan que tenían muchas ganas de venir, que necesitaban hablar con un psicólogo "que supiera" y que sobre todo, querían respuestas a cosas que le ocurren, a veces incluso con la etiqueta social, de saber si lo que les sucede ¿es normal?
Esto significa que la primera visita está cargada emocionalmente y un papel fundamental del profesional es contemplar esa carga emocional e intentar contrarrestarla.
La entrada estará relatada, intentando simular una primera sesión, para una mejor comprensión de lo que allí sucede.
El día de tu cita.
Es necesario aclarar que esto no siempre sucede así. Esto es un esquema escrito de lo que suele ser algo totalmente dinámico y ajustado a la necesidad de cada persona. Porque cada persona, una vez sentada en esta silla, se expresa tal cual necesite y la intervención en consulta está en función de estas necesidades. Me gustaría destacar que las preguntas que que aparecen en la entrada sí intento formularlas en nuestra primera cita, siempre que me sea posible.
Es común, al margen de la familiaridad previa que la persona tenga o no con profesionales de la Psicología, percibir los nervios que se sienten una vez que entran por primera vez en nuestro despacho. Un espacio sencillo, humilde, que es mejorable desde el punto de vista de la humanización de la infraestructura sanitaria, pero cierto es, que es solo la primera impresión. La persona se encuentra en la sala de espera, casi siempre intentando distraer su atención del entorno con el móvil. Es entonces, cuándo salgo en busca de ella y nos encontramos cara a cara, me sitúo ante ella con una distancia prudencial de seguridad para evitar que se sienta intimidada, y le digo.
¿María? Soy Alberto el psicólogo de la asociación. Has venido a verme. Ven, acompáñame, por favor.
María es el nombre ficticio para intentar relatar nuestra acogida. Y la entrada está escrita para que tu puedas ser María.
Y en ese momento, te ofrezco asiento y me siento ante ti. Te doy un tiempo prudencial donde el silencio se hace eco de todo y pasado ese momento, es cuándo te hago la primera pregunta con la finalidad de percibir tu voz, evaluar tu disposición e identificar emocionalmente tu estado. ¿Habías estado antes con psicólogos/as María?
Ahí se me responde en función de la situación, y una vez dada la respuesta, que nos sirve para romper el hielo y expresar empatía más con el lenguaje no verbal que verbal, te explico brevemente que nos dedicamos a ayudar a personas, como hace un fisio, pero con el pensamiento, las emociones, los comportamientos y saliendo de la explicación de forma muy simple, casi por la tangente, para que el término ayuda quede en el efecto primacía. Es entonces cuando te formulo la segunda pregunta con el objetivo de escucharte activamente, analizar tu argumento y conocer algo más de ti. Una segunda pregunta que te da el espacio que necesites para responder sabiendo que no te interrumpiré.
María ¿Qué te trae en este momento, y no antes, al psicólogo de la Asociación?
Para comprender bien esto, es necesario saber que nuestro servicio de trabajo social ya acogido previamente nuestra usuaria y por lo tanto yo ya he estudiado la información clínica que nuestra usuaria no ha aportado.
Esta pregunta está formulada porque no siempre se asiste a un psicólogo/a del tejido asociativo de forma inmediata. Suele pasar algún tiempo antes de acudir. A veces ese tiempo, es porque la persona se lo ha dado a sí misma, intentado mejorar por sí misma y solucionar ella sus propias circunstancias. Otras veces, porque ha observado que no está bien, que su entorno se lo está diciendo y que quería probar. En algunas ocasiones porque probó con otros colegas de profesión y no les fue bien, también ocurre. Y por último y no menos importante, es cada vez más frecuente que los Servicios Sanitarios de Neurología o Medicina de Familia, nos recetan como ayuda especializada.
La respuesta a esta segunda pregunta, donde nuestra usuaria ficticia, María, nos habla y se expresa libremente sitúa el marco de la siguiente pregunta y centra el motivo real de consulta de María. Además me servirá para hacer ver a María que ha sido atendida con mucha atención de forma activa, porque usaré su propia respuesta para hacerle la siguiente pregunta. De esta forma ponemos en práctica las habilidades de comunicación terapéutica que dan lugar a una entrevista sin juicios de valor sobre la persona y sus circunstancias.
Has dicho antes María que.... ¿tienes alguna duda respecto a la enfermedad o sobre lo que te ocurra que desees que te aclare?
Y es entonces cuándo, con el ambiente ya más distendido, respetando los silencios de María, observando su recolocación en la silla que empieza a mostrar que está más relajada y cómoda, cojo papel y lápiz y simultáneamente a la respuesta verbal, intento hacer un esquema en el papel. Yo soy muy de papel.
¿Para qué uso un papel donde hago un esquema que a veces es incomprensible y dónde resumo lo que María ha dicho?
De esa forma, María además de valorar mi atención una vez más en ella, verá en un dibujo una secuencia lineal o temporal de lo que está pasando.
Y lo más importante, mientras dibujo y ordeno su línea temporal, María no tiene que fijar la mirada en mi, así puede descansar emocionalmente hasta que se de el momento en el que yo deje de dibujar, vuelva a mirarla reclamando su atención, y entonces le haga ver, la síntesis de su respuesta.
La postura de María ya indica que pese a los nervios lógicos, está tranquila. Su actitud muestra si mi intervención le está ayudando o no, y si precisa o no algún tipo de refuerzo emocional, que en ocasiones es necesario y además le ayudará. Si nos hace preguntas sobre el esquema o matiza algo sobre el mismo, la tercera pregunta a cubierto el objetivo.
Más o menos sobre este momento, hemos consumido unos 35 minutos de la sesión. De forma que llegado a este momento, volvemos a mirarnos y es entonces cuándo María vuelve a responder a una de las preguntas que más información me da y que por primera vez la expone a hablar de la enfermedad, porque es importante que hasta este momento sólo hemos hablado de ella, sin mencionar el proceso de enfermedad. Esta pregunta precisa una validación emocional, le pregunto siempre cómo se se siente, como se encuentra, si está bien...
¿Estás bien María?. Mira dime una casa. ¿Cómo llamarías tú a tu situación? Aunque no sea un nombre técnico, y ¿En qué crees que yo podría ayudarte?
Es entonces donde María recopilando todo lo que ha dicho en estos 40 minutos, prioriza sus necesidades y pone nombre a su demanda. "No estoy bien, y necesito estarlo" Esto sería un ejemplo, pero en ocasiones, el problema que suelen decir o tener, lo expresan e identifican tal cual, "tengo ansiedad" "estoy deprimida/o" "creí que tenía aceptada la enfermedad, pero...¿Qué me puede pasar?"
Y al margen de las respuestas, que elaboraré en otra entrada, lo importante para María es que ante otra persona y además un psicólogo, en una asociación de pacientes, no sólo ha verbalizado lo que cree que le ocurre, también ha pedido ayuda para intentar solucionarlo y eso muestra una intención de trabajar sobre sí misma.
Así, nuestra primera consulta transcurre sobre con el ofrecimiento y el convencimiento profesional de que puedo serle de ayuda, pero que para que eso ocurra, además de escucharla, tendrá que trabajar. suelo decir, porque la ayuda real para ella misma, es ella, aunque en este momento no lo vea.
Intento dar respuesta a las cosas, que María ha preguntado y que cree que son su problema, y nuevamente hacemos uso de los dibujos y los esquemas.
Le explicaría a María qué es la ansiedad de forma simple sus síntomas basales y más comunes, mientras observo como asiente, lo que me indica que se identifica con ello. También le explicaría qué es la depresión y cómo se suele manifestar tras el diagnóstico de una enfermedad de este calibre, con síntomas muy comunes como la apatía, la irritabilidad, el aislamiento social y la anhedonia.
Sobre cómo aceptar la enfermedad, le hago saber que es una idea que tiene que evolucionar y que ya trabajaremos y sobre el papel, le explico cómo es el duelo por pérdida de la salud. Todo esto se explica con el detalle simple para una buena comprensión e identificación por su parte de la fase en la que cree encontrarse.
A la última cuestión María, no tengo respuesta. Nadie la tiene. Nadie María podría decirte qué te puede ocurrir, y creemos que si pudiéramos, te lo diríamos. Lo más importante es que hoy estamos aquí, has pedido ayuda y podemos ofrecértela. Ahora céntrate en eso. Es un primer paso para estar mejor, un paso imprescindible, que te ha tenido nerviosa hasta hoy.
Nos encontramos en este momento sobre los 50 minutos de consulta, y es aquí, donde quiero que María preste mucha atención, haciendo uso del efecto recencia, (intentar que la persona recuerde sobre todo el final de lo que se le ha dicho). En la imagen está el texto.
Y finalizamos con una frase clave y sencilla. ¿Me he explicado bien María? Y el bien no recoge la idea de si he sido o no contundente con la información, es sobre todo saber si mi lenguaje ha sido claro. A su afirmación le vuelvo a preguntar ¿y me has entendido bien? Y nuevamente su afirmación cierra la sesión, en la que he trabajado para establecer un vínculo terapéutico. La confianza en la Ayuda.
Nos levantamos y le acompaño sin prisas a la salida, resaltando que en breve nos volvemos a ver, ahora sí, para empezar a trabajar. Nunca abro la puerta hasta mirar a los ojos, ver su aprobación, porque en ocasiones, ha llorado y desea salir lo mejor posible. Me asiente. Abro la puerta y salimos.
De forma que dentro de lo posible, intento que la persona valore como positivo su asistencia a nuestra asociación, pese a sus momentos previos de ansiedad, con la finalidad de trabajar la adherencia ajustada a sus necesidades y que tenga la percepción real de que en nuestro recurso puede ser ayudada y así mejorar.
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Muchas gracias y un saludo.
Autor del Blog.
Alberto José Ruiz Maresca
Psicólogo General Sanitario.
Asociación Granadina de Esclerosis Múltiple
Experto en Psicología de la Intervención Social.
Experto en Psicooncología y Psicología de Cuidados Paliativos
AO 04033 NICA 24045