Translate/Traduce.

martes, 11 de abril de 2017

NADIE QUIERE JUGUETES ROTOS.



"Amé y quiero amar, pero dudo que me amen o quieran amarme. Cuanto amor desperdiciado en una frase y cuánto amor por dar y recibir sacrificado. Creo que será algo a lo que nunca llegaré y también creo que si llego, algún día lo perderé, pues no estoy segura que alguien me quiera sabiendo lo que puede pasarme" "por qué se casa conmigo si sabe cómo estoy" "Necesito saber que me quiere de verdad y que no está conmigo por pena" "Sé que me quiere, pero no sé si es feliz conmigo" "Nos queremos, al menos nos tenemos cariño y nos respetamos, pero no sé si esto durará, es duro vivir así"

Todas estas frases son literales de personas afectadas por esclerosis múltiple, a las que no cito ni tan siquiera con iníciales. Frases que recogen la necesidad y el miedo de amar y sentirse amadas y que la enfermedad ha hecho creer que su amor les convierte en un "juguete roto" como dijo Alicia Merino en respuesta a un twit. que me hizo pensar. Este es el resultado.

Y
 todos tarde o temprano, algún día, seremos un juguete roto. 

Al menos esta es la única conclusión inamovible a la que todos podemos llegar. Todos algún día veremos cómo se rompe nuestro propio juguete o cómo rompemos nuestro propio juguete. De forma que por nosotros mismos de forma fortuita, o por motivos ajenos a nosotros mismos y accidentales, algún día nos romperemos.

Toda la vida por delante significa mucho más que una frase. Vivimos para lograr un desarrollo como personas, en función de un proyecto vital que orientamos hacia la consecución de un objetivo casi trascendental, y que culturalmente nos ha sido impuesto bajo el supuesto estado de realización personal. Sed felices se ha convertido en un deseo y meta al que llegar, sacrificando en ocasiones, el estado actual respecto al estado idealizado que buscamos.

Y se tiene mucho tiempo en la vida, a través de sus diferentes fases y etapas evolutivas que nos sirven no sólo para crecer, sino también para ir preparándonos emocionalmente, donde cada uno de nosotros experimentamos de una forma u otra momentos de felicidad y también de infelicidad. Pero esta Sociedad nos ha preparado para vivir y no para enfermar, y mucho menos para morir. Nos educan en el concepto de salud más arcaico, el que se definía como ausencia de enfermedad, y o estás sano, o eres un juguete roto.
 Y justo cuando la madurez psíquica y física forma parte de nosotros, la felicidad que hemos ido consumiendo en los días que hemos ido vivido, y sobre la que hemos construido nuestros propios y legítimos sueños, se rompe sin avisar, sin tiempo para reaccionar, sin tiempo para asimilar la idea tan sólo de enfermedad, sin entrar a clasificar y conocer qué enfermedad es. Se pasa de la idealizada salud y estado de felicidad con un chasquido a un estado de enfermedad y ruptura de la misma. De ser el mejor de los juguetes a ser un juguete roto.

Y soñamos con trabajar, con formar una pareja estable o una familia, con la maternidad y la paternidad, con lograr el desarrollo personal que hemos imaginado cientos de veces en nuestros sueños, en los momentos de vida en los que fuimos consumiendo nuestra felicidad sin miedos y sin riesgos, cuando todo estaba al alcance de la palma de tu mano, soñábamos.

El amor, es un claro ejemplo de ruptura tras la propia ruptura del estado de salud. De sabernos queridos y amados, de querernos a nosotros mismos, de gustarnos y gustar, pasamos en ese chasquido de dedos a dudar de todos los que nos aman intimamente e incluso de si nos amamos o amamos la imagen de salud que se mantiene en nuestro recuerdo del pasado. De forma que desde la enfermedad, desde la persona afectada, el amor se contempla como un sacrificio que se hace hacia ellas, hacia la persona afectada, incluso desde la propia persona a sí misma. 

Sin embargo, ¿sacrificarías tu propio amor por la persona a la que decidiste amar en una circunstancia inversa a la que vives? ¿Amarías a tu ser amado estando afectado de alguna enferemdad, siendo un juguete roto? Tu primera respuesta es la que vale ese pensamiento de tan sólo unos segundos en tu mente consciente, esa es la respuesta correcta. La segunda es tan sólo una justificación porque la situación no sea así y sea como realmente es, tu afectada y ella sana.

Sabéis los que me vais conociendo, que le doy muchísima importancia a cómo construimos los pensamientos, de ellos se alimenta nuestra mente, y generamos actitudes concretas. "Nadie quiere juguetes rotos" es para mí una frase lapidaria que recoge realmente la auto-percepción de cómo se ve la persona afectada. Un juguete roto acaba siempre en un cajón, en la estantería más alta de todos o incluso en una caja. Pero que nadie quiera juguetes rotos es mucho más que eso, pues implica erradicar de la capacidad de decisión a la persona que cohabita con la persona afectada toda posibilidad de veracidad y credibilidad, de honestidad. Es decisión suya quedarse o irse. Y si se queda, no puedes justificar el argumento bajo ningún pensamiento, se queda contigo, no con tu enfermedad y se queda porque quiere quedarse, sin más.

Y si la decisión es de irse, estoy convencido y así se lo hago ver a todas las personas que en algún momento se vieron como juguetes rotos, que tarde o temprano, con o sin enfermedad, el amor acabaría rompiéndose. Tal vez no duela lo mismo un amor roto sin la presencia de una enfermedad, que con su existencia, pero lo que de verdad hace "sangrar al corazón" es la ruptura del amor.

Tal vez todos seamos juguetes rotos a día de hoy, porque aquello que sentimos y no podemos controlar nos hace frágiles e inseguros, el amor. Sí, somos vulnerables ante su presencia y ante su ausencia. Y necesitamos tener una respuesta, real no, sólo cuando disfrutamos de su presencia, sino también cuándo lo descubrimos su ausencia.

Y siempre, en un cajón o estantería, conservamos nuestros juguetes rotos, al menos ese del que no quieres deshacerte por estar emocionalmente vinculado a ti.

Gracias Alicia Merino por tu frase. De ella surgió esto. 




Te animo a dejar tu comentario sobre esta entrada.


Comparte esta entrada, genera conciencia social


#contralaesclerosishazteoir


 ¿Quieres enviar tu historia? Aquí


 

Autor del Blog y de la entrada.
Alberto José Ruiz Maresca.
Psicólogo General Sanitario
NICA 24045 Nº Col AO 04033.
AGDEM
Granada, España.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nunca dejará de parecerme cruel.