Hoy no escribo para nadie, lo hago para mi, haciendo uso de lo que miles de veces he recomendado a los demás, la expresión libre de sentimientos.
No soy poeta ni escritor, y no pretendo, ni rimar ni construir estrofas, sólo expresar lo que sentí y siento.
Te vi vivir
y no era un cuento de hadas,
que no existen,
aunque fueses príncipe azul de uno,
la historia más bella de amor, jamás contada.
Sin palacios ni riquezas, llegaste
y sin más fortuna que tu bondad y humildad
de amor inquebrantable llenaste el corazón de Sherezade.
Vuestros reinos fueron viajes,
a lugares que, entre piedras y ruinas,
os hicieron dueños al uno del otro, al otro del uno;
sin más pretensión que vivir.
Un amor verdadero en la salud y la enfermedad.
es el legado de vuestra historia
porque la vida se acaba, el amor nunca.
He aprendido a ser fuerte viendo a Carmen.
He aprendido a no rendirme, viéndote luchar, Javi.
Aprendí que la unión hace la fuerza, y no es una teoría,
contemplando que la vuestra es infinita.
Aprendí, que dos, es uno, de vuestra unión,
y ni dos, ni uno, son números.
Y también, te vi morir
agotando todo resquicio de vida, de ésta vida.
rodeado de puro amor, te fuiste
tranquilo, como eres tú.
para quedarte eternamente entre nosotros.
Esto te escribí un sin fin de horas inagotables que trascurrían tan sólo porque el reloj no se paró.
Y aunque nunca es tarde, hoy escribo lo que mil veces pensé, allí en la 236, mientras estuve hasta el final, porque tuve la oportunidad de estar.
Nunca te olvidaré.
Alberto.
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