A veces aquello que haces tiene la recompensa del agradecimiento, una recompensa, que no sólo da sentido a lo que haces o a por qué lo haces, da sentido a todo en ese momento.
Hoy he recibido estos versos, en una cartulina plastificada, un esfuerzo económico dada su situación actual, que me ha sido entregada en mano, por una usuaria después de un trabajo intenso en reconstrucción emocional. Me ha dicho, mientras lo sacaba de su bolso, que todo aquello que le he ido marcando, a veces cosas duras de asimilar, ella lo pudo hacer por entender que además de lo que yo le decía, quizás técnicamente, ella lo recibía de la siguiente manera. Verlo así fue lo que le ayudó.
Desconozco, si son suyos o no, estos versos, pero sí sé, que reflejaban según ella, lo que fue recibiendo de mi, en la cuarta planta del hospital, donde ella, lucha por reconstruir su vida emocional y físicamente tras un infarto a sus 37 años.
En el momento de recibirlo, y leerlo a su lado, le agradecí su sinceridad y confianza, y le dije que sobre cada verso trabajaremos para construirla emocionalmente. Le dije, que hoy esto sería la entrada de este blog, por ser algo, que por su sencillez es realmente valioso para los dos.
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No puedo darte soluciones
para todos los problemas de la vida,
ni tengo respuestas para tus dudas o temores.
Pero puedo escucharte y buscarlas junto a ti.
No puedo cambiar ni tu pasado ni tu futuro.
Pero cuando me necesites, estaré allí.
No puedo evitar que tropieces.
Solamente puedo ofrecerte mi mano
para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tu triunfo y tus éxitos no son míos.
Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.
No juzgo las decisiones que tomas en la vida.
Me limito a apoyarte,
a estimularte y ayudarte si me lo pides.
No puedo impedir que te alejes de mi.
Pero si puedo desearte lo mejor
y esperar a que vuelvas.
No puedo trazarte límites
dentro de los cuales debes actuar.
Pero si te ofrezco el espacio necesario para crecer.
No puedo evitar tus sufrimientos
cuando alguna pena te parte el corazón.
Pero puedo llorar contigo
y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.
No puedo decirte quien eres ni quien deberías ser.
Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo.
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Alberto José Ruiz Maresca.
Psicólogo AO 04033.
AGDEM
Granada, España.
31 de Marzo de 2014
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