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martes, 8 de diciembre de 2015

LA FELICIDAD ALCANZABLE. .

LA VIDA ES MÁS FÁCIL SI YO SOY MENOS COMPLICAD.

En el deseo de muchas personas está disfrutar de la vida algo más. Ese deseo implica muchas veces, descubrir la felicidad, intentar ser feliz, aprovechar el momento que se vive, despreocuparse de aquellas cosas que no nos afectan directamente, etc.  Sin embargo, desearlo a veces no es suficiente pues por mucho que se quiera una cosa, a veces, no acaba ocurriendo.

La felicidad está ahí, justo delante de ti. 

Ocurre que en muchas ocasiones creemos que la Felicidad es un estado inalcanzable, es una meta, una de tantas metas que nos fijamos en la vida, pero al mismo tiempo la Gran Meta. Es como el resultado, el resumen global de lo que ha supuesto para nosotros vivir y hacerlo cómo hemos elegido y las circunstancias nos han dejado. Ese pensamiento en sí es agotador.

De forma que llegar a la Felicidad es como correr una maratón. Son muchos los kilómetros que restan, mucha la distancia mental que nos construimos antes de empezar a correr y sobre todo muchísimo el esfuerzo que nos exige, tanto, que antes de empezar nos parece imposible llegar a la meta. Pero mientras entrenabas eras feliz. No te rendías anticipadamente, no renunciabas, a pesar del esfuerzo diario, que te exige prepararte para correr una maratón. Tal vez, porque mientras entrenas, la meta es inmediata, diaria, concreta.

Con la Felicidad nos pasa lo mismo. Creemos que es la meta, la meta de cada uno es ser feliz, cuando tal vez sólo sea el camino, eres feliz, no importa cuánto, ni cómo, ni por qué, ni dónde estas siendo. Lo eres sin más.

Pero si la felicidad es el camino, ¿por qué no soy tan feliz?

Ser o no feliz, esa es la cuestión.

Hemos aprendido a sacrificar la felicidad diaria en pro de la infelicidad y la insatisfacción. Hemos aprendido a renunciar el aquí y ahora, por aquello que vendrá, o tal vez no llegue nunca, y si llega que nos pille preparado. Por tanto hemos aprendido a sacrificar aquello que nos supone un proceso, por aquello que nos puede dar un resultado. Hemos aprendido así a preocuparnos por el mañana, sacrificando que nos está aportando hoy, y además en este preciso momento.

Esta paradoja nos hace en sí infelices, insatisfechos, frustrados, porque aún habiendo sido felices hoy mismo, tu pregunta es si podrás serlo mañana, y esa cuestión y su posible respuesta pulveriza de un solo pensamiento el grado de felicidad y bienestar alcanzado hoy.
Es como si uno se dijese a sí mismo ¿de qué me sirve haber sido feliz, si mañana no me acordaré y tan sólo me preocupará lo que ocurra al día siguiente? De forma que sacrificamos la felicidad alcanzada hoy, porque mañana será pasado, y te preocupas de la posible infelicidad de mañana, por no saber que ocurrirá en el futuro. Esta espiral de incertidumbre y  miedo a lo desconocido, nos hace renunciar a todo lo que está ocurriendo ahora.


¿Por qué nos in-satisface de esta manera vivir así? ¿Qué necesidad tenemos de controlar el mañana desde hoy?

Aquello que nos resulta desconocido, nos implica descontrol, miedo e incertidumbre por lo tanto insatisfacción. Creemos erróneamente que si tenemos capacidad de control sobre lo que desconocemos, todas las emociones generadas por las incertidumbres a las que hemos podido dar una respuesta, desaparecerán. Con ellas desaparecerían también la cantidad de pensamientos negativos generadores, de inquietudes y de angustias; y por tanto podríamos tener comportamientos más acordes con el bienestar. Sin embargo, esto a veces un craso error. 

Si tememos algo que pueda suceder, nos sentimos mal, frustrados, temerosos, ansiosos ... Si por el contrario, lo que desconocemos pasa a ser conocido, no necesariamente se elimina las emociones negativas que generábamos. A veces puede intensificarlas, provocando mayor incertidumbre si cabe que antes de conocer aquello sobre lo que no teníamos control.

Un claro ejemplo puede ser cuando se recibe una mala noticia, aunque sea esperada, o cuando se diagnostica una enfermedad, aunque te lo temieses. Saber qué es, no necesariamente te hace controlar mejor la situación. A veces el descontrol aparece cuando tenemos certeza de nuestra indefensión, es decir, de saber que por nosotros mismos no podemos hacer nada, o muy poco, o tal vez, poner todo de nuestra parte, pero ¿será suficiente?.
Saber, conocer, dar respuesta no implica siempre control. El control está asociado a un proceso mental y emocional de equilibrio, de fluidez energética donde los pros y contras se contraponen de forma racional, con inteligencia emocional, sin incertidumbre al mañana y sobre todo, priorizando siempre a la persona sobre el proceso y como no, sobre el resultado. Ese es el verdadero control.
De forma que podemos ser más feliz, no cuanato más control tengamos, sino quien ceda más al control o dicho de otra forma, quien aprenda a gestionar bien el des-control absoluto; es más feliz quien menos control quiere tener de forma intencionada sobre las cosas y por tanto seremos más infelices y estaremos más insatisfechos cuanto más control se nos escape nuestra propia capacidad de intentar tenerlo todo controlado.

Así surge el miedo a lo desconocido, miedo a no poder controlar lo que pueda suceder y miedo a perder el control sobre lo que conoces que sucederá; como variables claves  para poder interpretar la insatisfacción e infelicidad de nuestra propia realidad. La pregunta sería ¿cómo podemos aprender a perder la necesidad de control sobre lo que no conocemos para vivir felices el momento y no pensar en el futuro?

La Psicología. Aportaciones para Ser Feliz.

A mi humilde juicio, la Psicología no es la clave para la felicidad, tampoco es la llave para dejar de sufrir.

Es un libro que se lee, que puede hacerte aprender, o no, que puede serte útil, o no, que puede aportarte soluciones o no. No es por tanto una solución perfecta. Es más bien un descubrimiento para aquellas personas que hacen uso de ella. 
La Psicología No es una palmadita en la espalda, aunque se den, ni tampoco es una hora de halagos para reconocer el esfuerzo, aunque te los digan, pero tampoco es un hora de conversación para sentirte escuchado, aunque te oigan, o una identificación plena con tus pensamientos con el otro, aunque se den. 
La Psicología es una perspectiva nueva a tu realidad, y por eso a veces escuece y duele, porque te dice aquello que piensas siempre y tú mismo, tú misma no quieres decirte a ti. Es por tanto un "pepito grillo" una nueva consciencia ante una misma realidad, de ahí su capacidad terapéutica. A veces te irás peor de lo que llegaste, pero una herida escuece siempre antes de curar. O tal vez, te genere miedo escuchar y sus silencios, cuando tú pedías tranquilidad, pero la paz interior pasa por ganar todas tus batallas internas. Tal vez también esperabas consuelo ante tu llanto y sólo obtienes la espera para tu desahogo, pero el llanto se expresa como la voz. Y tal vez por último quieras consejos, pero si estuviese en tu lugar, tú podrías aconsejarme aquello que esperas oír de mi y no escuchas. 
No no doy palmaditas en la espalda, te doy que pensar. No te doy la solución perfecta, porque te enseño a buscarla. No halago tu esfuerzo, no, porque no lo haces primero tú contigo misma. Y no, no busco que te identifiques conmigo, sino con aquello que no haces y deseas. No genero consuelo a tus lágrimas, porque son necesarias, y no te doy consejos porque te doy trabajo, buscarte y priorizarte en la vida por encima de todo aquello que te hace sombra en forma de miedos.
                                                                                                                       Alberto José Ruiz Maresca 

La Psicología es la ciencia que estudia el comportamiento en función de un complejo multifactorial de variables incidentes en él. Es por tanto, saber cómo nos comportamos y por qué lo hacemos así, el objetivo. Conocer por qué personas diferentes actúan de forma distinta o similar en situaciones similares o diferentes lo que hace apasionante esta Ciencia.

Desde la Psicología, la felicidad como camino puede ser abordada de deferentes modelos. Me baso sólo en estos para no aburriros con teorías que a mí, si me apasionan.


La Terapia Racional Emotiva de Ellis y su Teoría del ABC

La Terapia Racional Emotiva de Ellis, es pionera por aceptar el papel determinante de las cogniciones. Somos algo más de lo que hacemos y sentimos. Como teoría de la Personalidad la Teoría propone que las cogniciones, es decir, los pensamientos, las creencias y las imágenes mentales son claves para variar la personalidad y la forma en la que nos enfrentamos a los desafíos.

La importancia real de la Terapia Racional Emotiva está en destacar el papel de las distorsiones cognitivas, formas de pensar que distorsionan el pensamiento y por tanto la interpretación que estos hacen de la realidad. A día de hoy, estas distorsiones son fundamentales en el trabajo terapéutico.

De forma que una idea, pensamiento o carencia irracional altera o perturba las emociones haciéndolas evolucionar de adaptadas a desadaptadas o negativas. En conclusión las 11 ideas irracionales de Ellis son claves para conocer qué interpretación hacemos de una realidad en términos de satisfacción/felicidad o insatisfacción/infelicidad.
Ellis nos dice. Todas las creencias, pensamientos o ideas irracionales mantenidas en el tiempo se creen como racionales anulando lo que antes era adaptado y transformándolo en angustioso, temido o exigente.
La felicidad por tanto según este modelo pasa por identificar dichas creencias para poderlas identificar antes de que perturben no sólo el pensamiento y el significado mental que este genera sino también las emociones que causa y sus comportamientos consecuentes, teoría del ABC.
Os pongo un ejemplo aquí para vosotros mismos.
¿Por qué uso la REC (Terapia Raciona Emotiva)? Porque para modificar una conducta o comportamiento que nos esté generando malestar, somos conscientes de lo que hacemos porque lo vemos; es necesario cambiar primero las creencias.

De tal manera que a veces la felicidad no se basa en obtener grandes cosas, o vivir en unas determinadas circunstancias o contar con el número suficiente de amigos. A veces basta sólo con saber cómo pensar ante un hecho concreto y cómo no en saber qué pensar ante lo que aún es incierto, desconocido y sobre aquello que no tenemos control. El miedo a la falta de control sobre nuestro futuro, a veces sobre nuestro propio presente nos hace temer solamente supuestos, no realidades.

Ellis nos dice que el miedo está en la forma en la que nosotros construimos nuestras ideas, creencias y pensamientos ya que estos son la causa activa de la emoción derivada y de la conducta resultante. Es el primer punto de partida.

Aportaciones de la Terapia Racional Emotiva a la felicidad. De forma muy sintética y atrevida, estás son las claves desde esta perspectiva. No se trata por tanto de controlar lo que ocurre o de saber por qué nos afecta, sino de aprender a cambiar nuestra forma de pensar, de racionalizar la realidad. Esto significa que la clave está en ti.


 

La Terapia de Aceptación y Compromiso.

Enmarcada dentro de las llamadas terapias de tercera generación.
Muchas veces les digo a las personas que tengo la suerte de intentar ayudar, que "su mente se nutre de su lenguaje verbal, (del sonido en sí que tiene cada palabra que decimos) de la misma forma que su cuerpo se nutre de lo que se alimenta" Según esta analogía, la desnutrición física existe, pero también la desnutrición mental. ¿Qué significa esto?.

Aprendemos a establecer relaciones con las cosas que nos rodean mediante el lenguaje. Cada cosa tiene un nombre y cada nombre un sonido y cada sonido un significado. Ese proceso, lo llamaremos marco relacional, es decir, la forma en que aprendemos a establecer relaciones con lo que nos rodea a través del lenguaje. A veces nuestro lenguaje es positivo y entusiasta, pero en otras ocasiones es triste, melancólico y derrotista.

¿Qué nos da la Terapia de Aceptación y Compromiso para lograr ser más felices o al menos intentar ser feliz? Parto de la base que esta forma de interpretar la ACT causará cuanto menos, debate y controversia, pero estoy algo acostumbrado.

Sabemos de sobra en la vida, unos más que otros, qué no nos hace feliz. Es decir, de alguna forma sabemos qué nos causa el malestar. Esto está bien identificado, está bien localizado y en ocasiones es tanto el poder que esa situación tiene sobre nosotros que no nos permitirá aceptar otra posibilidad y por lo tanto, es como si nos condenase.

ACT nos muestra que el pensamiento tiene tanto poder como la conducta en sí, es más; es equivalente a ella. De forma que si mentalmente te sientes derrotado ante una adversidad la posibilidad de reacionar es mínima, si te sientes infeliz la posibilidad de creerte feliz es casi ausente. Pues bien, este modelo nos dice que el acto de pensarse infeliz tiene la misma fuerza que el echo de no hacer nada por cambiar el estado de infelicidad. Esto es muy duro, ¿verdad?. Pero no sólo eso. Tu mente aprende de tus pensamientos, verbalizados o no, de forma que aunque pueda variar una situación uno mismo, si piensa que no puede, la situación no variará. Entonces ¿cómo un pensamiento que dura unos cuatro segundos puede anular todo? o dicho de otra forma ¿si nos pensamos felices al menos durante cuatro segundos, seremos felices ese tiempo? Ocurre que somos conscientes del sufrimiento, de nuestras emociones negativas, y poco o muy poco de las emociones positivas, el positivismo o la psicología positiva.

Pero además la ACT nos ofrece dos conceptos que hemos de desarrollar para comprender cómo llegar a la felicidad bajo este modelo.
  1. La conciencia plena. Supone ser conscientes de lo que estamos viviendo y experimentando en este preciso momento. Es un proceso y por lo tanto no es un estado.
  2. Aceptación. Supone comprender aquello por lo que estamos pasando, es decir aquello de lo que tenemos conciencia plena. Aceptar implicaría intentar no cambiar aquello que no está demandando la atención, supone por tanto, no intentar cambiar internamente y prestar atención a todo lo que se desarrolla en el entorno.
 ¿Cómo uso yo la ACT para ser feliz?

Las conductas de evitación, aquellos comportamientos que NO emitimos con el objetivo de no hacer frente a una situación problema, sólo nos supone la persistencia de la situación de la que intentamos huir, nos supone angustia o ansiedad, insatisfacción, miedo e infelicidad. Sin embargo, al no exponernos a aquello que nos duele,  a lo que nos genera miedo, ansiedad, estrés o angustia, amortiguamos el malestar emocional. No somos conscientes del dolor que nos causa la situación aunque sabemos realmente que la situación es dolorosa.

Sin embargo, preferimos no sentir la infelicidad para hacernos creer que somos felices, pero ¿lo somos realmente? Este planteamiento no es resolutivo y por tanto mantendrá la situación como problema.
El otro planteamiento nos orienta a la exposición de aquello que nos genera malestar para mediante el afrontamiento emocional y psicológico sed conscientes del bienestar que produce superarlo o al menos comprobar que no suponía tanto miedo (angustia, ansiedad, estrés, insatisfacción, etc) La felicidad por tanto bajo este modelo nos hace ver que es posible aunque existan situaciones problemas.
ACT nos permite dejar de prestar atención mantenida a un problema, para reorientar la atención plena en todo aquello que no es el problema. Mientras pensemos por ejemplo en una enfermedad, toda la vida estará enferma. En cierto modo es así, pero ¿qué pasa con lo que te rodea, con lo que no está afectado o enfermo y lo desechamos por nuestra atención mantenida en la enfermedad?

ACT nos dice: si no es cambiable, no intentes controlarlo, construye atención plena sobre aquello que pasas por alto y si forma parte de tu felicidad, aunque sea momentánea. De forma que, y para terminar como empecé, la mente aprenderá con el significado simbólico del pensamiento y su imagen mental que pese a la persistencia de una situación rígida y problemática, mediante la atención plena y la aceptación se puede ser feliz, momentáneamente en un principio, temporalmente después y aprender a ser feliz con todo aquello que no es la situación problema, aunque esta exista.

La felicidad es parcial, un proceso que se experiencia física y mentalmente pese a aceptar la inmovilidad de aquello que nos puede perturbar.


MINDFULNESS. NO SOY LO QUE PIENSO.

¿Cómo logramos ser felices con Mindfulness? Es una forma atractiva de intentar ser feliz. Nos identificamos la mayoría de todas las personas con sus concepciones básicas, aquí y ahora, prestando atención a este momento, sin miedo y sin juzgar qué pasará. Es una forma sencilla aparentemente de dar una recta universal de cómo lograr disfrutar satisfactoriamente de la vida y de la felicidad. Sin embargo ¿por qué lo que aparentemente es sencillo se vuelve complicado en la práctica? 

No, no se trata de que sea fácil hablar o que la teoría sea sencilla y otra cosa sea hacerla. No. La mayoría de las personas hablamos de lo importante que sería para nosotros vivir este momento tal cual se está produciendo y listo. Sin embargo, nuestro pensamiento no se focaliza sólo en este momento, sino en las consecuencias inmediatas, en las futuras e incluso en las pasadas. La capacidad de proyectar de nuestro pensamiento y nuestra escasa capacidad para retenerlo nos hace que vivir el aquí y ahora sea algo más que aparentemente fácil.

De forma que si fuésemos capaces de centrarnos en el aquí y ahora podríamos ser felices o al menos más felices. Pero para saber aprovechar esta inmediatez básica, no simple, que nos ofrece Mindfulnees para ser felices, también debemos saber poner atención plena al momento actual para poder lograr así un equilibrio entre nuestra cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu. Ser feliz, parece que se va complicando, o no.

La receta de este modelo, también, de tercera generación, nos dice que para ser feliz debemos aprender a vivir aquí y ahora viviendo de manera plena el presente y logrando así un equilibrio entre nuestro interior y nuestro exterior inmediato.

El éxito de este modelo se basa en la identificación que las personas hacemos sobre sus preceptos. 
  1. Es necesario no complicarse la vida, si no tienes nada que la complique.
  2. Tampoco es necesario complicarse la vida si no hay nada que pueda complicarla próximamente.
  3. Menos aún es necesario complicarse la vida, si no hay nada que pueda complicarla, excepto tú.
  4. Y si la vida ya la tienes complicada ¿por qué complicarla más?
¿Cómo cuatro ideas tan simples, puede ser tan difíciles, no de comprender, sino de implementar? 
Vivir el momento, el aquí y ahora, no descarta complejidad en la vida, pero si resta la que venga mañana y la que tuviste ayer. Igual que vives un día, tu atención ha de centrarse en ese día porque el que venga mañana, será otro diferente.

¿Cómo se traduce esto en el concepto de felicidad?

Con Mindfulnees aprendemos a tomar conciencia de todo lo que no es desagradable, a observar nuestros pensamientos evitadores, a tener mayor conciencia de nuestro propio yo y por tanto a adquirir mayor consciencia y madurez con uno mismo, con los demás y con las experiencias desagradables que nos rodean. 
Todo esto nos hace más tolerantes frente a la infelicidad e insatisfacción. De forma que si toleramos más aquello que nos hace infelices, la situación problema, aprenderemos a ser más felices. No es una paradoja.

¿Cómo uso yo Mindfulness?

Aprovechando y convirtiendo cada momento presente, aquí y ahora, en oportunidades. De forma que lo que puedas hacer hoy, al margen de la situación real que vivas, y de las incertidumbres que genere tu futuro próximo o lejano, sólo depende de comprender que las oportunidades que hoy tengas será únicas por ser tuyas y por tanto, por ser tú quien las realice. 

De forma que según esta visión mía de Mindfulnees lo realmente importante que tienes hoy para ser feliz, no es todo lo que arrastras ni todo lo que vendrá, sino el echo en sí de que hoy tu creas que puedes serlo. Ese pensamiento es clave como significado simbólico. 
Renunciar a vivir oportunidades, "todos los aquis y ahoras" orientará toda tu conciencia sobre ti y por tanto sobre tu vida ante aquello que es inamovible y no tiene control por tu parte, la situación problema. Pues bien, si eso hoy y ahora no puede cambiar ¿qué otras cosas si cambiarán por que tú decidas hacerlo o porque tú participes de ellas?

De forma, que a modo de conclusión, os pregunto ¿podemos o sabemos vivir sin preocuparnos por lo que no es aquí y ahora, por el futuro más próximo y cercano? Deberíamos intentarlo. 

Supón que en unos días tienes unas pruebas. Hasta el día de hoy, te has encontrado bien, y en teoría no hay nada que te haga pensar que las pruebas irán mal. Si esa es la situación ¿por qué hacerte la prueba en unos días, no te deja ser feliz hoy que todo va bien?

Con Mindfulness, te enseñaríamos a vivir el día de hoy, porque tal vez por mucho que pienses, lo que ocurra mañana, no será como tú pensaste. Esa proyección temporal del aquí y ahora, al mañana te aleja de la conciencia plena y de la felicidad cuando hoy mismo pudiste ser feliz.

Con Terapia de Aceptación y Compromiso, te enseñaría a que aquello que nos sabes cómo saldrá porque no forma parte de ti, el resultado de la prueba, o hacer la prueba en sí, (una resonancia por ejemplo) no debe formar parte de tu realidad. Has de basarte en todo lo que tu puedes hacer por ti, sin ánimo de intentar cambiar o controlar aquello que te es ajeno. Si logramos hacer eso, los días que pases hasta el día que llegue la prueba, los vivirás desde el afrontamiento y por tanto desde la satisfacción. 

Con la Terapia Racional Emotiva, te enseñaría a racionalizar tu realidad. Por mucho que intentes adivinar, controlar, o exigirte controlar cómo será el resultado, tú no influyes. El resultado dependerá en sí de cómo afrontes la prueba; no de la cantidad de ideas, pensamientos o creencias que hayas tenido antes del día de la prueba. Y por supuesto tampoco influyen otras experiencias vividas porque no forman parte hoy de la realidad, sino del pasado. Tus creencias basadas en el miedo, en la dramatización, en el tremendismo, la generalización y la capacidad de irte a uno de los dos extremos, no forman parte del resultado que temes. Y temes el resultado porque no has racionalizado ni un instante que salir bien es una opción y otra salir mal. Esa obviedad sólo exigirá una posterior forma de actuar, o bien con miedo y evitación o bien con superación y afrontamiento. Una u otra generará emociones estables y adaptadas o emociones negativas y desadaptativas, según el pensamiento sea racional o irracional en su creencia.







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Autor del Blog y de la entrada
Alberto José Ruiz Maresca.
Psicólogo General Sanitario
NICA 24045 Nº Col AO 04033.
AGDEM
Granada, España.

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