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miércoles, 9 de agosto de 2017

LECCIONES DE FELICIDAD

De forma constante estamos invadidos por cómo podemos llegar a ser felices, como si serlo o no serlo, dependiese de la imagen vista y del mensaje o eslogan usado.

Y ese entusiasta post, por denominarlo de forma general, que nos llega a nuestras pantallas, nos puede presentar en ocasiones un mensaje en sí, generador de todo, menos de felicidad. Si analizamos con detalle los mensajes, vemos que "llegar a ser felices" es propuesto como una meta a alcanzar, como si tuviesemos que cumplir un objetivo vital y alcanzarlo o no, nos generase la ansiada felicidad o en su defecto la temida infelicidad. Nos piden algo así como vivir para ser felices, cuando el mensaje, tendría que ser un poco diferente, vive y si puedes ser feliz....

Además muchos post, tienen como único interés, no el mensaje lanzado, sino intentar cuantificar el número de veces que ese mensaje es calificado de la forma de que sea por otra persona distinta, ya sea con me gusta con corazoncillos, según la red social en la que recibamos el mencionado mensaje. Así que el interés real está en saber si el remitente genera o no influencia en el resto de destinatarios, algo a mi juicio personal, sesgado y subjetivo, es ya en sí cuando menos, excesivamente pretencioso.

Pero sigamos con la felicidad. De forma que leyendo tantos post utopicamente felices, somos cada vez más conscientes de nuestro estado real de felicidad o infelicidad. Y somos nosotros mismos y nadie más, quienes conocemos realmente nuestro estado vital de felicidad o frustración. Un mensaje idealista puede generar un efecto contra producente en depende qué destinatarios. Hay muchísima gente que idealiza la felicidad desde su propio estado real de felicidad, es decir, mucha gente se siente ya feliz y ante la lectura de esos mensajes, la influencia del mismo no es desearle otros estados de felicidad, sino apreciar el que ya tienen y disfrutan.

Pero en muchas ocasiones, los mensajes de cómo ser feliz, en siete claves, o diez o tal vez cinco, depende quién mande el mensaje, genera un efecto bumerang que repercute negativamente en la persona que vitalmente no se siente feliz. Ese mensaje, lejos de generar esperanza, pude aumentar la frustración de la persona que ya se siente infeliz, y lejos de motivar acciones para cambiar su estado, generan mayor hundimiento personal y emocional al no saber por ejemplo, cómo lograr esos alcanzar esos idealizados cinco pasos que el mensaje feliz nos envía.

De forma que, un eslogan es sólo eso, una frase que muchas veces, la inmensa mayoría por no decir todas, sólo te dice algo, de forma llamativa, para que tu atención se fije, pero escasamente te informa de cómo lograr ese algo que propone. Y en esas escasas veces que te dice cómo tendrías que hacer para ser feliz, no te dice, como si un manual de instrucciones se tratase, si has de hacerlo partiendo de tu estado ya de felicidad o de infelicidad y abatamiento. Es decir no nos informa de si el mensaje es sólo para unas personas o para todas, y así pese a tus intentos de salir de ese estado infelicidad, hundimiento o infelicidad en definitiva, llegar a realizar tan sólo cinco pasos es algo imposible, lejano y casi irreal.

Aumentar la frustración por intentar ser feliz y no lograrlo es lo mismo que aumentar la infelicidad en las personas que se sienten ya de por sí infelices.

Los mensajes y sus fotos, han de ajustarse, como todo en la vida, a la realidad de cada cual para que cada cual pueda ajustar su expectativa a lo que quiere lograr con el mensaje recibido. Esto es un círculo en espiral, un vértice, que no necesariamente hace coincidir el origen con el final. Y esa espiral, puede hacerte ascender o descender.

De forma que podemos ser felices aún sintiéndonos vitalmente infelices. Sí es totalmente cierta esta afirmación, y no, no se precisa una barita mágica para lograrlo. La felicidad no es la meta a lograr, no podemos vivir para llegar a ser felices, porque puede ser que cuando llegues, toque dejar de vivir.
 
La felicidad, es el camino que recorremos, a veces viviremos y seremos felices con pequeñas cosas, por ejemplo no sentirse mal, y otras veces, el camino que recorras no te aportará felicidad, pero eso no significa que tengas que renunciar a ella por estar tan tan lejos que.... No se puede descartar la felicidad de los estados de infelicidad y viceversa.

Por eso, hay gente que es infeliz teniendo las condiciones vitales para ser felices. Cuando conocemos casos como esos, intentamos ponernos en su lugar "yo si fuera él o ella, con lo que tiene ..." y nos imaginamos felices en base a nuestro estado real, que hemos abandonado por compararnos, pero que hasta el momento de la comparación, nos hacía felices absolutamente.
A su vez, hay otra mucha gente con condiciones vitales muy difíciles que viven bajo estados de felicidad. A veces incluso, cuando vemos imágenes de estas últimas nos proyectamos nosotros mismos en el pensamiento diciéndonos "no necesitamos tanto para ser felices" e idealizamos por ejemplo que vivir alejado del mundanal ruido, de las redes sociales, rodeado de naturaleza y paisajes indescriptibles, sería suficiente para ser feliz.
Incluso en Navidad, cuando el sorteo no coincide, la salud nos dará la felicidad que la lotería nos ha arrebatado. Y sí; realmente te sientes feliz, en ese justo momento de frustración al ver que tu número no tiene premio, pero viendo que un año más, te ilusionaste con una felicidad idealizada.

De forma que la felicidad no es algo intangible, lejano y etéreo, todo lo contrario. Pero para sentirse feliz, tenemos que apreciar el momento en sí. Saborear tu comida preferida te hace feliz, y no todo el mundo puede decir eso mismo de ese estado puntual tuyo de felicidad. Dormir placenteramente la siesta te hace feliz, y no todo el mundo puede decir lo mismo de ese estado puntual de felicidad. Y así con tantos momentos como situaciones vivas. Incluso, podemos ser felices ante la muerte.

En ocasiones, podemos sufrir ante la pérdida de un ser querido por la idea real de pérdida, ya nunca más estará con nosotros, pero podemos también elaborar un sentimiento de ambigüedad al suponer que con su muerte, dejó de sufrir. Y ese sentimiento de ambigüedad ha generado un resquicio de felicidad en ti, al saber que la personas que has perdido, ya está tranquila "a veces lo mejor para uno, es lo peor para los demás" Y acabarás siendo feliz pese a la ausencia de dicha persona, recordando los momentos elegidos por ti para rememorar y revivir esos estados de felicidad.
De forma que idealizar la felicidad con mayúsculas como algo utópico, difícil de alcanzar y sobre todo como un estado ajeno al sufrimiento, es para mi un error, que nos obliga a ser felices, pero que no nos deja apreciar y vivir la felicidad. Como todo en la vida, la felicidad es un estado único e intransferible, asociado a cada persona y las circunstancias vitales de cada persona. No hay una receta general para ser feliz, y por supuesto la felicidad no depende de un planteamiento estandarizado de vida. 
Supongo que mucho de lo escrito, o la totalidad, generará discordia y confrontación. De forma que te invito a comentar lo que piensas sobre tu propio estado de felicidad.

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Autor del Blog y de la entrada
Alberto José Ruiz Maresca.
Psicólogo General Sanitario
NICA 24045 Nº Col AO 04033.
AGDEM
Granada, España.

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