El objetivo general de
esta atención consiste en proporcionar estrategias de afrontamiento emocional y
psicológico al paciente cardíaco, ya que su evolución emocional se hace especialmente
duradera en el estado de negación. La etapa de negación no consiste como puede
creerse en negar emocionalmente que haya sufrido un evento cardíaco. No. Negar
emocionalmente supone no asumir las interferencias físicas, sociales,
personales y laborales que puedan derivarse del evento cardíaco y de la
patología sufrida.
Cuando un paciente
ingresa por evento cardíaco, en apenas una semana, y tras sufrir la cirugía que
se requiera, está de alta en su casa. Desde ese momento, entra en una espiral
de pruebas, especialistas y medicaciones que hasta ese momento no precisaba. La
diferencia en la percepción de cómo se sufrió en el evento cardíaco, un infarto
agudo de miocardio por ejemplo, marcará la fase de shock del paciente cardíaco.
Generalmente esta fase creen cerrarla eliminando el único habito de vida que si
asocian directamente como factor influyente de su patología, el tabaquismo. De
forma que la gran mayoría de los pacientes cardíacos atendidos, se encuentran
abstinentes, con medición de monóxido de carbono en aire expirado, desde el
momento de su evento cardíaco. Cierto es que algunos nos llegan consumiendo
cifras similares de tabaco anteriores a su infarto, angina, etc...
De forma que el paciente
cardíaco, cree que su esfuerzo de abstinencia es su gran caballo de batalla
para evitar recaer y así acelerar su proceso de recuperación, que no de
rehabilitación. Dicho de otra forma, el paciente cardíaco, no cree que las enfermedades asociadas a los hábitos de
vida inadecuados, no sean consideradas como factores causantes o precipitantes
del evento cardíaco en sí. Por ejemplo según he recogido, la
hipercolesterolemia resulta no creerse como factor determinante de un evento
cardíaco, tampoco el sedentarismo, y sí el sobrepeso, la hipertensión y por
supuesto la diabetes. La dentición y el insomnio son casi descartados como
factores de riesgo, es decir, ni tan siquiera lo asocian.
Esto hace que la mayoría
de las personas asistidas, refieran que el estrés emocional derivado de
problemas personales y laboral, si sean considerados como causa influyente o
determinante de su proceso de enfermedad. De ahí que su principal demanda sea
cómo superar dicho estrés. De forma que este anclaje de creencias, no sólo
modulan y determinan actitudes sino que son influyentes en las aptitudes y
motivaciones en los procesos de rehabilitación, pues enmascara la fase de
negación y que hace más lenta la evolución del paciente en su proceso de
rehabilitación cardíaca.
De forma que cuesta
mucho hacer ver a un paciente cardíaco en fase de negación que sus estilos de
vida han de cambiar drásticamente para lograr de los mismos, su conversión de
factores de riesgo a factores de protección. Esa dificultad se ancla en el
proceso psicológico y emocional que viven los pacientes de mejoría tras la
intervención, es como si su problema se hubiese resuelto definitivamente, tras
el alta médica post infarto, angina, etc como referí anteriormente. Nada más
lejos de la realidad.
Por tanto, el trabajo en
fase de negación se ha de basar en trabajar psicológica y emocionalmente las
interferencias sintomáticas del evento cardíaco, y no el evento cardíaco en sí.
Dichas interferencias suelen ser generalizables, siendo las más comunes la
fatiga, la falta de fuerza para hacer cosas y la necesidad de ayuda para
hacerlas, independientemente de que hasta justo antes del evento cardíaco,
podían hacer por sí solos. A esto se le suma el impacto emocional en las
relaciones sexuales, tanto mujeres como en hombres.
Durante este momento de
negación emocional, el paciente cardíaco se encuentra con sus primeros
seguimientos en el programa de rehabilitación cardíaca. El facultativo le hacer
ver la necesidad de sus seguimientos y sitúa al paciente en la realidad del
proceso sufrido. El paciente por su parte muestra su adherencia a su
especialista con una medicación escrupulosa según le recomendó y con un "estoy
en ello" respecto a la variación de sus factores de riesgo asociados a
sus estilos de vida.
El enfermero
rehabilitador, por su parte, le hacer ver que todo lo asociado a los estilos de
vida son factores que necesitan cambiar para poder mejorar cardiovascularmente
y recuperar en la medida de lo posible, su vida. El paciente por su parte, se
encuentra aquí en un estado de ambivalencia. Por una parte se hace consciente de
qué cosas han de cambiar, pero por otra no cree posible que todo lo que se le
pida, pueda lograrlo. Generalmente la reducción del peso. Otro apartado
importante es el trabajo de la fisioterapeuta que instruye en una respiración
diafragmática para comenzar a combatir la ansiedad derivada de todo el proceso
y para mostrar cómo adquieren un mejor rendimiento ente los esfuerzos diarios.
Y todo esto gestionado con u servicios de citas que permite contabilizar el
número de personas, mediante el trabajo de la secretaria del servicio, que
desde el servicio de rehabilitación cardíaca derivan al servicio de atención
psicológica.
Como paciente cardíaco,
este es itinerario que por el que han de pasar para poder llegar finalmente a
la derivación al servicio de apoyo psicológico del servicio de rehabilitación
cardíaca. ¿Un psicólogo? ¿para qué
necesito yo eso? - suelen decirle a los compañeros ante la derivación -
De forma que,
generalmente antes de iniciar la ansiada rehabilitación cardíaca, el paciente
llega a mi.
Nuestra primera toma de
contacto es medida. El paciente cardíaco por su parte me evalúa como diciéndose
qué me va a contar y qué no. Mi entrevista con el o ella pasa por descubrir qué
le ha ocurrido, pues para mi es necesario que el paciente escuche lo que no quiere
oír. ¿qué te ha pasado? suelo
preguntarle, cómo que ¿qué me ha pasado? suelen
responderme. Finamente escucho su diagnóstico y hago una historia de hábitos de
vida, para finalizar preguntando; y
emocionalmente ¿qué te ha supuesto esto a ti? Es aquí donde la persona
entiende que pese a sus esfuerzos de aparentar estar bien, bien del todo, no
está. Nuestra primera entrevista finaliza con 20 minutos después logrando que
el paciente cardíaco logre sentirse escuchado empáticamente y comprenda que
factores emocionales pueden estar interfiriendo y por qué en su mejora real.
Eso último se hace normalizando, que tras un infarto, una angina, una
insuficiencia, etc, estar emocionalmente así es normal, pero que habrá que
trabajarlo. La persona ha de comprender que la rehabilitación cardíaca es
integral y que mejorar sus condiciones físicas, pasa por mejorar su estado
emocional. Allí es donde nos encargamos de alinear esos dos componentes.
Evaluamos la resistencia
a creer que los estilos de vida, alimentación actividad física, sean realmente
considerados como parte del tratamiento que el servicio de rehabilitación
cardíaca le ha pautado. Caminar 8 km diarios, perder peso y alimentarse
saludablemente evitando las grasas, fritos, sal, y aumentando en definitiva lo
que es desde el punto de vista alimenticio saludable para todas las personas,
cardíacas o no, son recomendaciones a las que se ha de adherir para siempre,
igual que se adhiere a su farmacología, ya sabemos "suela de zapatilla, la mejor medicina"
De forma que intentamos
relacionar los factores asociados principalmente a cusas ansiógenas o
depresivas, que se anclan en la idea del miedo a que vuelva a pasar o a que se
ha dejado de ser la mima persona. Saber si una persona puede mejorar en la
modificación de sus estilos de vida reduciendo el componente ansioso o
depresivo es imprescindible.
Y de todo esto se programa
una intervención basada en el afrontamiento emocional y psicológico de los
procesos de enfermedad crónica, incluyendo la idea en sí, de no volver a trabajar
en algunos casos. Este programa de intervención se suele hacer grupalmente, en
algunos casos, individualmente en otros, y no sobre todas las personas
derivadas, sino sobre aquellas que están ancladas emocionalmente. Explicar qué
comportamientos pueden explicar que emocionalmente no se está bien, ayuda mucho
a comprender el impacto emocional del proceso. Por tanto, hacer ver que la
irritabilidad, la irascibilidad, el aislamiento social, los problemas de
comunicación y la evitación de relaciones sexuales, bajo la idea de no sentirse
comprendido en su proceso, o creer que puede estar suponiendo o un problema
para los suyos, o simplemente no verse igual que antes psicológicamente,
requiere que la persona con el evento cardíaco pueda identificarlo para corregirlo.
Igual que precisan comprender que la ansiedad interfiere no sólo con la falta
de aire o sensaciones de mareo, o con la opresión del pecho, tan temida y que
tantas veces les ha llevado a urgencias para acabar con una pastilla
sublingual. Se requiere por tanto instruir al paciente cardíaco en la
sintomatología que más interfiere, ya no solo en su vida diaria, también en su
proceso de rehabilitación cardíaca, para poder desplegar las estrategias de
afrontamiento emocional y psicológicas ante los procesos de enfermedad crónica.
Todo el trabajo
realizado sobre el paciente cardíaco tiene la finalidad de lograr un
seguimiento adecuado de su patología cuando es considerado de bajo riesgo y por
tanto recibe el alta en el servicio de rehabilitación cardíaca, tras su prueba
de esfuerzo. Es por tanto imprescindible conocer y saber derivar por parte de
todos los profesionales, a todos los recursos de atención primaria que puedan
ser útiles para el paciente, y que sin duda alguna lo son, pues como ninvel
asistencial potencia la promoción de la salud. Así el consejo dietético
intensivo, la deshabituación tabáquica, y la participación en la estrategia
Gruse, entre otros, son recomendaciones que como técnico de promoción de salud
en atención primaria de salud, ofrezco a la persona para una mejor
rehabilitación integral y completa.
Y todo esto es posible
ejecutarlo gracias a la implicación y colaboración de todas las instituciones
implicadas, a todos los niveles, y a las que quiero mencionar, Distrito Sanitario
Granada Metropolitano, UGC de Cardiología del Hospital Universitario San
Cecilio y UGC de Prevención, Promoción y Vigilancia de la Salud y al Servicio
de la Salud. Instituciones todas que cediendo cada una un poco, han logrado
mejorar, a mi juicio, la intervención final que recibe el paciente cardíaco.
Servicio de Prevención Secundaria y Rehabilitación Cardíaca.
Hospital Universitario San Cecilio,
Distrito Sanitario Granada
Metropolitano
UGC de Prevención, Promoción y Vigilancia de la Salud.
Alberto José Ruiz Maresca.
Técnico de Promoción de la Salud.
Psicólogo General Sanitario
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